Physical Graffiti (Atlantic, 1975) es a Led Zeppelin lo que Exile on Main Street es a los Rolling Stones: un variado y muy rico álbum doble consagratorio. Y si bien no alcanza una total regularidad a lo largo de sus quince cortes, tiene la suficiente calidad como para no caer en los hoyos de Houses of the Holy.
Desde el arranque del restallante lado A, con la muy logradamente funky y provocativa (nada que ver con “The Crunge”) “Custard Pie” (con una letra de doble sentido que no se escuchaba desde “The Lemon Song” del Led Zeppelin II) nos damos cuenta de que estamos ante un trabajo muy sólido, lo que se confirma con la dura y sacudidora “The Rover” y la extraordinaria y no menos pesada “In My Time of Dying”.
El lado B apuesta más por el terreno melódico, al abrir con la prácticamente popera “Houses of the Holy” (sí, el mismo título de su disco anterior), aunque revira hacia una especie de homenaje al “Superstition” de Stevie Wonder (con “Trampled Underfoot”) y culmina con la señera “Kashmir”, otra de las cumbres de la obra ledzeppeliniana, con sus aires árabes y sus profundos paisajes sonoros. El arreglo ascendente y descendente arrastra al escucha y se convierte en una de sus principales virtudes.
El segundo disco, con sus lados C y D, apuesta por cierto eclecticismo y la variedad de estilos de las once composiciones que los conforman va de la incursión hinduista de “In the Light” a la modesta belleza acústica de la instrumental “Bron-Yr-Aur”, del claro homenaje a Neil Young (hasta en el título) de “Down by the Sea Side” a la tristeza de “Ten Years Gone”, de la naturaleza atípica del rockblues “Night Flight” al funk potente (que cada vez les salía mejor) de “The Wanton Song” y del buen rocanrolito austero de “Boogie with Stu” (¡con Ian Stewart al stoniano piano!) al blues a la Robert Johnson de “Black Country Woman” y el mood decadente de “Sick Again”.
Physical Graffiti fue a mi modo de ver el último álbum realmente grande de Led Zeppelin. Un lustro de tragedias y malos momentos se acercaba y ello se reflejaría en sus dos siguientes discos.
(Reseña que publiqué originalmente en el Especial de La Mosca en la Pâred No. 6, dedicado a Led Zeppelin y editado en noviembre de 2003).
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