Terminé de leer esta espléndida novela de Erich María Remarque, un retrato desesperanzado, exasperante, duro y realista de lo que significó la Primera Guerra Mundial para una generación de jóvenes europeos (sin importar el bando al que pertenecieran), a la que los más oscuros intereses enviaron a matar y a morir, a destrozar sus vidas y las de sis supuestos enemigos (jóvenes inocentes como ellos), sin que tuvieran más motivo que la terrible falacia de "defender a la Patria".
Con un estilo claro y fluido, lo mismo en las descripciones de las cruentas batallas en las trincheras del frente occidental (es decir, en territorio francés) que en los diálogos llenos de gracia, humor e inteligencia entre los imberbes soldados (casi niños) o en las reflexiones filosóficas y existenciales que hace Paul, el personaje narrador y alter ego del autor, sobre la estupidez de la guerra, Remarque nos entrega una obra clásica de la literatura bélica y a la vez de la literatura pacifista. El escritor nos comparte lo que él mismo vivió entre 1916 y 1918 y lo hace de manera tan vívida que nos conduce de la mano al terror y el horror del conflicto que destrozó a Europa en el alba del siglo pasado, hace cien años.
Con escenas e imágenes conmovedoras, Sin novedad en el frente, escrita en 1929, posee una actualidad y una contemporaneidad asombrosas. Es una novela que retumba en nuestras mentes y en nuestros corazones, un relato que deja huella, aunque parezca cursi decirlo.
Gran libro que todos deberíamos leer.
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