martes, 13 de noviembre de 2018

The Beatles

Una joya absoluta. O mejor dicho: una doble joya. El mejor conocido como Álbum Blanco de los Beatles (1968) representó en su momento un regreso a lo básico, una renuncia a la sobreproducción y a las grandes instrumentaciones orquestales y fue también la obra que marcó los límites dentro de los cuales se movía cada uno de los miembros del cuarteto. Aquí está muy claro quién es quién y quién compone qué.
  Las tensiones eran muchas dentro del grupo y la omnipresencia de Yoko Ono a lo largo de las sesiones hacía todo más difícil. Aún así, estamos ante una pieza de trabajo fuera de serie, una colección de treinta canciones de calidad casi uniformemente espléndida. Hay grandes temas. Los hay también muy buenos. Pero no hay uno sólo que pudiéramos considerar como de relleno.
  John Lennon contribuyó con maravillas como “Happiness Is a Warm Gun”, “Dear Prudence”, “Yer Blues”, “Sexie Sadie”, “I’m So Tired”, “Cry Baby Cry” y “Julia”, además de “Glass Onion”, “The Continuing Story of Bungalow Bill”, “Good Night” y  “Revolution 9”.
  De Paul McCartney son joyas como “Blackbird”, “Helter Skelter”, “Back in the U.S.S.R.”,  “Why Don't We Do It in the Road?” y “Mother’s Nature Son”, así como melodías tan buenas como “Martha My Dear”, “I Will”, “Ob-La-Di, Ob-La-Da”, “Honey Pie” y “Rocky Raccoon”.
  George Harrison colaboró con cuatro enormes composiciones: “While My Guitar Gently Weeps”, “Piggies”, “Savoy Truffle” y “Long, Long, Long”. Y hasta Ringo puso su grano de arena con la divertida “Don’t Pass Me By”, su primera canción original grabada con los Beatles.
  La profusión de estilos en el Álbum Blanco es apabullante. La cantidad de reflexiones críticas y satíricas de las letras asombra. Incluso el arte del disco, con esa singular portada blanca, habla de inquietudes gráficas de vanguardia y de una respuesta al exceso de colores del arte pop de finales de los sesenta.
  ¿El mejor álbum de los Beatles? Imposible decirlo. Lo será para unos y otros preferirán alguno más. Sin embargo, su trascendencia es clara e indiscutible.

(Reseña que escribí originalmente para el Especial de La Mosca No. 9, segunda parte de la historia de los Beatles)

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