lunes, 27 de agosto de 2007

De vuelta en mi viejo Tlalpan


Ayer domingo, después de asistir al concierto del grupo de L en Six Flags, me fui con Míriam a comer al centro de Tlalpan. Al principio todo fue normal, como tantas otras veces en que he ido a mi querido pueblo natal desde que me mudé a la Nápoles, a principios del 2000. Comimos de manera deliciosa en el restaurante 1900, en los portales, frente al jardín central (lo que cuando era niño los tlalpeños llamábamos “el Zócalo de Tlalpan”) y Míriam -quien es de Torreón- me comentó que no se sentía en el Distrito Federal sino en algún lugar provinciano. Al terminar -eran como las cinco de la tarde-, entramos al templo de San Agustín y ahí comenzó para mí una especie de viaje en el tiempo, hacia más de treinta años atrás. Entrar a la iglesia donde de chico acudía a misa (fui un niño católico), después de más de tres décadas de no poner un pie en ella, me resultó muy extraño. La nave principal no me pareció tan grande como la recordaba. Luego caminamos por la calle Hidalgo y pasamos frente al colegio de monjas “Hernán Cortés” (juro que así se llama, ahí cursé mis primeros cuatro años de primaria), dimos vuelta en Magisterio Nacional y llegamos hasta el número 84, donde viví de 1960 a 1974. La casa ya no es la misma, pero el golpe de tiempo resultó abrumador. Bajamos por la propia Magisterio hasta la avenida San Fernando, pasamos frente al lugar donde estuvo la vieja estación de tranvías, compramos una nieve ante el restaurante “Quinta Ramón” (creí que ya no existía) y llegamos hasta el Parque Morones (no sé si se siga llamando así), el mismo en el cual pasé las tardes de 1969 a 1973, reunido con mi bola de amigos para platicar, hacer música, jugar futbol y sentarme en la banca desde la que miraba hacia la casa de la niña que había capturado mi corazón en aquel entonces, mi amor platónico de adolescencia: Irma Larios. Míriam me tomó una foto en la banca (aquí incluyo la imagen) y compartió todo mi periplo nostálgico. Por la calle Carrasco regresamos a San Fernando, donde abordamos un taxi que nos trajo hasta mi depto. Fue una experiencia casi irreal, como una ensoñación.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Aparte de músico, escritor, amante... deberías ser también crítico de restaurantes se te nota conocedor

Edgar López dijo...

Que tal Hugo cheque tu comentario en el blog del Polar Bear agradezco la invitación, aunque lo del cover no es necesario, gracias.
Me apunto para el 13 de septiembre, ¿A que horas empieza?

Hugo García Michel dijo...

Hola, Gabriela. Gracias por el comentario, aunque no soy tan buen gourmet.

Edgar: la cita con Los Pechos es a las nueve y media de la noche para arrancar a las diez. Ojalá vaya Lilith.

Unknown dijo...

Pos yo ando todavia de exiliada, pero ojala tenga ya fechas para octubre. Saludos.

Metrópolis dijo...

Vaya que leer un poco su blog ha ayudado a quitar de uno la idea preconcebida de que era un señor amargado e irritable, es minimo pero ya se le ve con otros ojos, aunque sus criticas siempre han sido valoradas (respecto a ´su punto de vista de musica), gracias a ud y asus colaboradores conozco mas de musica, y demas cosas.
Gracias siga por ese camino!