sábado, 2 de octubre de 2010

La casita de Patylú*


“Que de dónde amigo vengo / de una casita que tengo por allá en el Pedregal”, cantaba Óscar Chávez en los años setenta, en una parodia a la canción “La casita” de Isaías Lucero que interpretaba Pedro Infante en La mujer que yo perdí (en lugar de El Coloso, mejor hubieran levantado en el Zócalo una enorme estatua de Pedrito y nadie habría protestado). Cambiémosle a la letra la palabra Pedregal por la palabra Polanco y actualizaremos la canción lo suficiente como para poder cantarla en la boda de César Nava y Patricia Sirvent, mejor conocida como Patylú, enlace que habrá de celebrarse esta noche, en una ceremonia a todo lujo, en el piso 51 de la Torre Mayor.
Yo no sé qué tan insultante o cuando menos inoportuno y falto de sensibilidad social sea el que un político se case con semejante ostentación, en un momento tan crítico como el que está pasando México, pero me parece que el aún presidente de Acción Nacional pudo ser cuando menos más discreto. Lejos de eso, dejó que además se colara la noticia de que el nidito de amor en donde vivirá la feliz pareja es un apartamento de 400 metros cuadrados, enclavado en una de las zonas más exclusivas de Polanco, casita que habría tenido un costo de entre 15 y 20 millones de pesos (aunque los voceros de Nava aseguran que salió, a precio de ganga, en tan sólo siete humildes milloncitos).
Para los mal pensados que de seguro van a condenar a Cesarín y a preguntarse de dónde salió la lana para pagar semejante departamento de interés social, tengo una teoría que lo exculpa y lo libra de toda sospecha: lo compró Patylú, con las regalías que le ha dejado su inmortal canción (todo un clásico) “La vaca Tomasa”.
Así pues, no pensemos mal de este panista, sólo porque su capacidad adquisitiva parece la de un funcionario priista de los años de gloria del partido tricolor. Mejor felicitemos a la hermosa pareja y entonemos al unísono: “Uoh, oh, oh, cantando con Tomasa / Uoh, oh, oh, y su blusa de rayas / Uoh, oh, oh, bailando con Tomasa / Uoh, oh, oh, la vaca despistada”.
Tan tan.

*Publicado hoy en mi columna "Cámara húngara" de Milenio Diario.

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