lunes, 18 de octubre de 2010
Un viejo soneto mío
De pronto, mientras hurgaba en mis libros, en una antología de Sor Juana Inés de la Cruz me topé con el siguiente soneto del cual no me acordaba y que escribí el 27 de marzo de 1984, un día después de cumplir veintinueve años de edad (para entonces, mi hijo Alain tenía un año cuatro meses de haber nacido).
Soneto del veintinueve
Han pasado ya veintinueve marzos,
veintinueve primaveras sin gloria,
veintinueve senderos sin historia
que contar. Una vida hecha cadalso.
No debe sorprenderme el resultado
de todos estos años inmaduros,
porque debo saber -y eso es seguro-
que sólo coseché lo ya sembrado.
No obstante la tristeza y la mentira,
el horror de vivir entre serpientes,
encuentro en mi destino un punto fijo,
un motivo de luz que hoy me inspira,
pues debo levantarme nuevamente
para cuidar las flores de mi hijo.
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