miércoles, 18 de septiembre de 2013

El día de lo indie

Acaban de transcurrir, lluviosas, accidentadas y enconadas, sobre todo enconadas, las celebraciones para conmemorar la gesta de la Independencia de México y el hecho de escuchar tantas palabras relacionadas con el concepto de lo independiente me remitió a la música actual y a eso que muchos llaman el indie.
  Pero, ¿qué es la música indie? ¿Existe semejante cosa? ¿Se trata acaso de un nuevo género y, de ser así, qué es lo que lo distingue, lo que lo define, lo que lo caracteriza?
  Más por afanes mercantiles que por necesidades artísticas, en la industria de la música se tiende a etiquetarlo todo. Esto puede ser útil, desde luego. No obstante, cuando dicho etiquetado se vuelve excesivo y detallista en demasía, a lo único que contribuye es a la confusión, la vaguedad y el sinsentido. Hoy día, el rock, como género, se divide en infinidad de subgéneros, algunos francamente resbalosos e inasibles, incluso para quienes se precian de ser especialistas en el tema. ¿Qué es eso que llaman post rock, por ejemplo? ¿Qué son el math rock o el punk industrial, el anti-folk o el pornogrind (juro que existe eso)? Vale, convengamos en que cada uno de esos subgéneros se pueda determinar de una u otra forma, ¿pero el indie?
  En realidad, el indie no existe desde un punto de vista musical. Se trata de un concepto heredero de lo que durante los años noventa se conoció como rock alternativo y su nombre no es sino un apócope de la palabra inglesa independent. Se le puede relacionar sobre todo con el folk, el dream pop, la psicodelia y quizás el grunge, entre otros. Por eso se considera como indies a proyectos tan disímbolos como Fleet Foxes, Foals, Belle & Sebastian, St. Vincent o Timber Timbre, por poner tan sólo cinco ejemplos conocidos.
  El indie, pues, es una etiqueta más, con tantos significados que acaban por hacerlo insignificante, es decir, sin significado alguno. Es un término que, sin embargo, se puede comercializar y con el cual es posible lucrar a placer. Pero musicalmente se trata de un cascarón vacío. Por tanto, no hay modo de gritar en estos días: ¡Viva el indie!

(Publicado el día de ayer en mi columna "Gajes del orificio" de la sección ¡hey! de Milenio Diario)

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