Siempre he dicho que Jorge Ibargüengoitia es uno de mis cinco escritores mexicanos favoritos y de sus novelas, mi consentida es la deliciosa Estás ruinas que ves. Se trata de una novela no sólo amena, ingeniosa y divertida, sino impecablemente escrita. Una joya de la literatura mexicana de la que se hace poco caso debido a su tomo humorístico, un pecado imperdonable dentro de la solemnidad que suele atacar a críticos, historiadores, académicos e incluso lectores de nuestras letras. Si una obra no es "seria", no se le suele tomar en cuenta.
La adaptación cinematográfica de Estas ruinas que ves también es una delicia y no dudo en colocarla entre las diez películas mexicanas que más me gustan. La vi en su momento, a finales de los años setenta (1979 para ser más preciso), y luego algunas veces más en video. Hoy la vi en YouTube, en una copia de buena calidad, y volví a reír y a deleitarme con las aventuras amorosas, eróticas, profesionales y cotidianas del profesor Paco Aldebarán (un fantástico Fernando Luján), enamorado de ese imposible amor momentáneo que es su alumna Gloria Revirado (una bellísima y chachondísima Blanca Guerra en su mejor momento). Aparte de la espléndida y amable trama, los diálogos chispeantes, la estupenda dirección de Julián Pastor, la fiel adaptación al original literario y el irónico sentido del humor que campea a lo largo de todo el filme (con un toquecito naturalista que algo le debe a la nouvelle vague francesa, a la que homenajea en la escena de la función de cine en que se proyecta Jules et Jim de François Truffaut), aparte de todo eso, lo más destacado es la elección del cuadro de autores "secundarios", todos ellos sencillamente maravillosos. Guillermo Orea, Rafael Banquells, Jorge Patiño, Roberto Cobo, Pedro Armendáriz Jr., Víctor Junco, Ariadna Welter, Josefina Echánove, Roberto Dumont, Adriana Parra, Lupe Vázquez, Martha Ofelia Galindo, Francisco Llopis, Eugenio Cobo y hasta Grace Renat dan forma al grupo de amigos de Paco, todos ellos relacionados con la Universidad de Cuévano, o aparecen como gente cercana a dicho grupo.
Entre las varias secuencias memorables, la de la comida en casa de la familia Revirado, cuando se toca el tema de la moralidad o inmoralidad de Jules et Jim, es de antología (su timing resulta sencillamente perfecto) y para mi gusto, forma parte de lo mejor del cine mexicano de todos los tiempos. Un segmento memorable de una grande y olvidada cinta.
1 comentario:
Solo no revise dos crimenes, que en cine parece una obra menor.
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