British Sea Power es uno más de esos grupos ignorados por el mainstream y que, sin embargo, ofrecen una propuesta de alta calidad artística y con ninguna clase de concesiones. Con diez años en el camino, este cuarteto (en ocasiones sexteto) de Natland, en Cumbria, Inglaterra, ha sido definido como hacedor de indie conceptual (cualquier cosa que eso pueda significar) y algunos especialistas suelen relacionarlo don Joy Division, cuestión bastante subjetiva y discutible.
Cinco álbumes anteriores a 2013 marcan la ruta de la agrupación, todos ellos editados por la disquera Rough Trade (The Decline of British Sea Power, 2003; Open Season, 2005; Do You Like Rock Music?, 2008; Man of Aran, 2009 y Valhalla Dancehall, 2011), hasta que hace unas semanas apareció su más reciente trabajo, el estupendo Machineries of Joy, título tomado de un libro de cuentos de Ray Bradbury.
Estamos ante una obra magnífica, rica en variantes y matices musicales y letrísticos, con canciones que saben aprovechar los recursos del estudio de grabación sin abusar jamás de éstos. Más en la línea de sus primeros discos y alejado de la relativa simpleza o los dejos más o menos pretenciosos de sus álbumes de 2008 y 2011 respectivamente, British Sea Power se muestra capaz de crear canciones de enorme belleza (como la balada “What You Need the Most”) o de feroz elegancia (valga la paradoja) como ese rock simple y directo que es “Loving Animals”, al tiempo que ofrece piezas que van del dub más sorpresivo y divertido (“Monsters of Sunderland”) al minimalismo más seductor (“Spring Has Sprung”) y de la optimista y contagiosa vitalidad de la inicial y homónima “Machineries of Joy” a la intensa solemnidad dramática de la culminante “When a Warm Wind Blows Through the Grass” (que en algo recuerda a These New Puritans), para hablar de seis de las diez composiciones que conforman el plato.
Machineries of Joy es un gran disco, de esos que en cuanto más se les escucha, más se va descubriendo su riqueza. El poderío de la mar británica en pleno.
(Publicado hoy en mi columna "Gajes del orificio" de la sección ¡hey! de Milenio Diario).
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