La obra maestra de Queen, su disco por antonomasia. Todo lo más excelso del grupo se encuentra reunido en este álbum cumbre. Con un título obviamente referido a la para muchos mejor película de los Hermanos Marx (filmada en 1935 bajo la dirección de Sam Wood), A Night at the Opera (1975) puede contener cualquier clase de excesos, pero la banda supo manejarlos sin caer jamás en demasías y manteniéndose siempre al filo de la navaja, en los límites entre lo ridículo y lo sublime. Es claro que lo que salva a Una noche en la ópera es su sentido del humor, su irónica manera de no tomarse las cosas en serio y lanzarse a fondo en todas direcciones con afortunado tino. Esto no quiere decir que sea un disco realizado al vapor. Por el contrario, se trata de su trabajo mejor producido hasta ese momento, con un sonido impecable, arreglos guitarrísticos y vocales extraordinarios y un sentido melódico excelso. Canciones como la emotiva “’39”, la metalera “Death on Two Legs”, la bucólica “Lazing on a Sunday Afternoon”, la bellísima “You’re My Best Friend” y la progresiva “The Prophet’s Song” conforman un marco esplendoroso para la épica, suntuosa, aparatosa, hiperbólica, rimbombante y genialmente pretenciosa mini rock ópera “Bohemian Rhapsody”, el equivalente en Queen a lo que fue “Stairway to Heaven” en Led Zeppelin (de hecho, A Night at the Opera viene siendo un Queen IV). La joya de la corona de la reina.
(Reseña publicada en el No. 13 de los especiales de La Mosca en la Pared, en diciembre de 2004)
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