La década de los noventa es una de las más importantes en la historia del rock. Entre 1991 y 2000 surgió una gran cantidad de propuestas musicales y el movimiento grunge fue una de las más importantes si no la que más.
Entre la pléyade de agrupaciones que nació dentro de ese movimiento, el cual tuvo a la ciudad de Seattle como su punto neurálgico, Soundgarden fue una de las más destacadas por su propuesta, su calidad artística y su poderío interpretativo. Chris Cornell, su vocalista y front man, resaltó por su carisma y su presencia, pero también por sus capacidades vocales y autorales. Debido a ello, no fue raro que sin dejar al cuarteto emprendiera una faceta como solista.
En 1999, debutó con su estupendo álbum Euphoria Morning, al que siguieron dos trabajos francamente flojos si no es que fallidos (Carry On, de 2007, y el electropopero Scream, de 2009). Por eso resultaba razonable que existieran ciertas reticencias ante el anuncio de un nuevo disco este año, reticencias que quedan por fortuna disipadas una vez que se tiene la oportunidad de escuchar Higher Truth (Polydor, 2015), su más flamante producción.
Cornell recupera lo que hizo hace más de tres lustros en Euphoria Morning –es decir, la composición de piezas sencillas y sin pretensiones híper elaboradas–, para entregarnos una obra llena de calidez y de canciones entrañables. Esto resulta notable desde el primer corte del disco, “Nearly Forgot My Broken Heart”, un tema contagioso y de gran belleza, de esos que suenan a algo familiar, a algo incluso ya escuchado, y que se quedan en el corazón y la mente del escucha. Se trata de un preámbulo perfecto para un álbum que tiene otras composiciones excelentes como “Worried Moon”, “Before We Disappear”, “Through the Window”, “Let Your Eyes Wander”, “Our Time in the Universe”, “Circling” o la homónima “Higher Truth”.
Producido por Brendan O’Brien, muy involucrado con el grunge noventero, Higher Truth tiene ese sello noventero que lo hace tan sólido y tan íntimo. El mejor trabajo como solista de Chris Cornell, por mucho.
(Publicado hoy en mi columna "Gajes del orificio" de la sección ¡hey! de Milenio Diario).
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