Si bien Brian Jones participó en dos cortes de este disco, la verdad es que puede considerarse como una obra posterior al malogrado músico. De hecho, Jones murió varios meses antes de que Let It Bleed (la respuesta irónica del grupo al Let It Be beatle) apareciera en el mercado.
Haciendo a un lado este dato fúnebre, estamos ante un trabajo fuera de serie, el segundo de la enorme tetralogía stone de 1968-1973. Con su nuevo guitarrista, el joven y talentoso Mick Taylor de extracción Bluesbreakers, los Stones llevaron más lejos la propuesta bluesera-roquera-country planteada en Beggars Banquet (1968) y lograron hacer un plato verdaderamente lleno de exquisiteces.
Desde el primer corte, con esa explosión que es la contundente “Gimmie Shelter”, resulta claro que estamos en presencia de algo grande. Se trata de un tema lleno de fuerza apocalíptica, gracias a las poderosas (¿ominosas?) guitarras, la ambigua letra catastrofista y, muy especialmente, por la escalofriante voz de la cantante Merry Clayton, quien alcanza registros sobrehumanos. Otra cumbre del disco es “Midnight Rambler”, esa inquietante saga de un asesino en serie (el estrangulador de Boston, al parecer) que en constante crescendo alcanza una intensidad inspospechada. “Live with Me”, por otro lado, es un tema trascendente por varios motivos, muy especialmente por ser la primera pieza que Mick Taylor grabó con los Stones, luego de la partida de Brian Jones, y por ser asimismo la primera ocasión en que el quinteto empleaba al saxofonista Bobby Keys, quien los acompañaría en varias aventuras musicales más. Los pianos, por su parte, fueron tocados por Nicky Hopkins y Leon Russell, en tanto que la característica y potente introducción del bajo es obra de Keith Richards. Por su parte, “You Can’t Always Get What You Want” se convirtió en todo un himno generacional, gracias a su estructura ascendente y a la intervención del Coro Bach de Londres.
Otros grandes temas del disco son “Love in Vain” de Robert Johnson, la hermosa “You Got the Silver” (cantada inusualmente por Richards) y la homónima y singular “Let It Bleed”. Un gran trabajo.
(Reseña que escribí originalmente para el Especial de La Mosca en la Pared dedicado a los Rolling Stones, publicado en mayo de 2004).
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