Finalmente lo consiguió y es una lástima que haya sido después de su muerte y que no haya podido verlo. Como el Cid Campeador, Luis González de Alba logró que tras su larga y persistente lucha, la Medalla Belisario Domínguez fuese otorgada por el Senado de la República a Gonzalo Rivas Cámara.
Poco importó la canallesca campaña en contra de esta candidatura por parte de ayotzis y jornaderos, quienes se inventaron delirantes razones (por llamarlas de alguna manera) para evitar que el llamado Héroe de Chilpancingo recibiese la presea que tanto merecía, luego de ese acto de enorme valentía en el que, el primer día de 2012, ofrendó su vida para evitar la muerte de cientos de personas.
Esta vez la opinión a favor resultó casi unánime y este jueves, la madre de Rivas Cámara recibió la medalla de manos del presidente de la República. Una buena noticia en medio de tantas malas nuevas que nos rodean. Una luz dentro de la densa oscuridad en la que se encuentra sumido el país entre gobernadores prófugos y ladrones, la violencia que no cesa y la amenaza que representa la llegada de Donald Trump a la presidencia de los Estados Unidos.
En donde quiera que esté (Luis diría que en ninguna parte, dado que era ateo), González de Alba puede descansar en paz. La frase que desde hace años aparecía al final de sus colaboraciones en Milenio rindió los frutos que él deseaba y que quizá no esperaba (alguna vez llegó a escribir: “¿Te habrán arrebatado la Medalla Belisario Domínguez, Gonzalo Rivas Cámara, que salvaste cientos de vidas a costa de la tuya?”).
Por fortuna, las malas conciencias no lograron arrebatársela.
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En sus "Lineamientos básicos del Proyecto Alternativo de Nación 2018-2024", López Obrador dice que el Estado está secuestrado por una minoría. El problema es que si él llegara a la presidencia de la República, muy posiblemente el Estado estaría secuestrado por una sola persona.
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