With the Beatles (1963), el segundo long play del cuarteto en escasos ocho meses, surgió en circunstancias muy especiales y muy favorecedoras. La fiebre por los Beatles, la famosa beatlemanía, estaba ya en pleno en el Reino Unido y prácticamente en toda Europa Occidental y el éxito de sus sencillos era arrasador. Sin embargo, lejos de aprovecharse de ello e incluir en el álbum temas que habían vendido cientos de miles de copias (como “From Me to You” o “She Loves You”), esta vez el grupo prefirió grabar una catorcena de canciones inéditas, repitiendo la fórmula de incluir ocho melodías propias y seis ajenas. No fue ya un disco grabado en una sola sesión agotadora, sino que hubo un poco más de tiempo para pensarlo y producirlo, lo cual se tradujo en una mayor calidad y en un sentido más compacto de su contenido. La evolución se empezaba a notar también en la forma menos simple de componer las piezas, en las instrumentaciones, en la construcción de las melodías, en las armonías vocales. Fue un paso adelante con respecto a su brillante aunque demasiado sencillo álbum debut, algo que se nota incluso en la elaboración de la portada, quizá la más imitada y parodiada después de la del Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band que grabarían cuatro años después.
Hay en With the Beatles composiciones espléndidas que no tardaron en volverse populares y que hoy siguen siendo clásicas. La más conocida es sin duda “All My Loving”, la cual seguía los parámetros de “Please Please Me” y de la propia “She Loves You”, pero hay otras tanto o más interesantes. Desde las rocanroleras “I Wanna Be Your Man” (cantada por Ringo Starr y grabada antes por los Rolling Stones, a quienes los Beatles se la “prestaron” semanas antes, para que tuvieran un sencillo que grabar) y “Little Child”, hasta las deliciosamente poperas “All I’ve Got to Do”, “It Won’t Be Long” y “Not a Second Time”, pasando por “Hold Me Tight” y por la primera canción grabada de George Harrison (“no sé siquiera si pueda llamarse una canción”, diría alguna vez el propio Harrison en una autocrítica que a mi modo de ver resulta injusta): “Don’t Bother Me”. En cuanto a la elección de los covers, ésta volvió a ser estupenda y significativa. Están ahí pequeñas joyas que el cuarteto entresacó de discos poco conocidos, como esos tres cortes soul fabulosos que son “ You've Really Got a Hold on Me ” (ni más ni menos que del gran Smokey Robinson), “Please Mr. Postman” y “Devil in Her Heart”, una cancion de music hall como la nostálgica “Till There Was You” y esa explosión rocanrolera de la autoría de Chuck Berry que es “Roll over Beethoven”, cantada entusiastamente por Harrison a sus escasos veinte años. With the Beatles fue un segundo disco en verdad estupendo y mantiene su frescura a poco más de cuatro décadas de distancia.
(Reseña que escribí originalmente para el Especial No. 8 de La Mosca en la Pared, publicado en febrero de 2004)
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