Que es como decir: ¡ahí viene el lobo! Al menos para algunos que ya dan por hecho quién será el próximo presidente de la república y festejan que las encuestas desde ahora lo encumbren, etcétera.
El nombramiento de Miguel Ángel Mancera como presidente de la Conferencia Nacional de Gobernadores, la famosa Conago, no es cosa trivial. Todo lo contrario. Algunos analistas lo interpretan como el virtual inicio de la campaña del actual jefe de gobierno de la Ciudad de México (perdón, me gusta decir la Ciudad de México y no el horrible y seco Ciudad de México, sin su bello y femenino artículo determinado, y ya no hablemos de lo de CDMX) y todo parece indicar que así es, dada la tribuna pública que esa presidencia representará durante los próximos doce meses.
¿Es saludable política y electoralmente que Mancera abra sus cartas y comience su campaña para el 2018? Por supuesto que sí y aunque de inmediato van a llover los tuits insultantes y difamantes contra su persona, más los artículos adversos desde la prensa “de izquierda”, y se pondrá en su contra toda la maquinaria propagandística de color moreno, creo que tan sólo con el aire fresco que entrará en el enrarecido ambiente de la polaca nacional tenemos para celebrar esta nueva (aunque ya esperada) presencia.
Falta ahora que se decida a plantear de manera oficial sus intenciones y que los partidos y organizaciones que lo apoyen comiencen a manifestarse. Falta también que los otros partidos grandes, en especial el PRI y el PAN (porque al parecer el PRD se va a decantar por Miguel Ángel), se decidan lo más pronto posible a destapar a sus respectivos precandidatos, a fin de que la competencia sea más pareja y más leal y las encuestas realmente reflejen la realidad de cada uno.
Celebro la noticia de que Miguel Ángel Mancera pueda iniciar su campaña. A muchos les habrá caído como gancho al hígado; pero así es esto de la democracia, aunque algunos la odien tanto.
(Publicado hoy sábado en mi columna "Cámara húngara" de Milenio Diario)
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