Dentro de las muchas discusiones bizantinas que se dan entre los aficionados al rock, una de las más apasionadas (y en momentos hasta apasionantes) es la referida a cuál es el mejor disco en concierto (muchos dicen “en vivo”, pero hasta donde entiendo, los discos en estudio también los graban músicos vivitos y coleando) de todos los tiempos y uno que suele llevarse el primer lugar es el At Fillmore East (Mercury, 1971) de la Allman Brothers Band.
No les falta razón a sus favorecedores. Se trata de un excelso álbum doble que refleja perfectamente lo que eran las presentaciones de esa agrupación surgida a finales de los años sesenta del siglo pasado.
En ese trabajo podemos apreciar a plenitud el talento de cada uno de los músicos, pero en especial de la gran guitarra slide de Duane Allman y de la espléndida voz y el inconfundible órgano Hammond de su hermano menor, Gregg, al tiempo que interpretan largas y fabulosas versiones (prácticamente jam sessions) de temas como “Statesboro Blues”, “Stormy Monday”, “You Don’t Love Me”, “In Memory of Elizabeth Reed” y “Whipping Post”, esta compuesta por Gregg Allman y con más de 22 minutos de duración.
Gregory LeNoir Allman nació el 8 de diciembre de 1947 en Nashville, Tennessee, poco más de un año después que su hermano Duane. Su padre, un militar, fue asesinado en una riña de cantina y la familia se mudó a Norfolk, Virginia en 1949. Años más tarde, siendo un adolescente, Gregg trabajó para comprarse una guitarra, misma de la que se adueñó su consanguíneo y cuando poco después se mudaron a Daytona Beach, en Florida, se les ocurrió la idea de formar una banda interracial, cosa que escandalizó a su muy racista madre. Aun así, formaron a los House Rockers y ahí nació todo (en 1976, Gregg Allman contó esta historia y otras anécdotas sobre el grupo al muy joven periodista Cameron Crowe, quien las publicó como nota de portada en Rolling Stone y las usó como inspiración para filmar, en el año 2000, su célebre cinta Almost Famous).
En 1965, el conjunto cambió su nombre a Allman Joys y se mudó a Los Ángeles, poco después de que Gregg se graduara en la Seabreeze High School. Una vez en California y para evitar el servicio militar, el joven músico se dio un tiro en el pie y salvó la posibilidad de ser mandado a Vietnam. Con todo y su extremidad dañada, siguió adelante y en 1969, en Jacksonville, Florida, los hermanos cambiaron de músicos y fundaron The Allman Brothers Band, al lado de Dickey Betts (guitarra), Berry Oakley (bajo), Jai Johanny Johansson (batería) y Butch Trucks (segunda batería y quien falleció apenas en enero pasado, a los 69 años, algo que lamentó con mucho dolor Gregg Allman, sin imaginar que lo alcanzaría apenas cuatro meses después y con la misma edad).
La de este sexteto sería una carrera corta y fulgurante, ya que en octubre de 1971 Duane se mató en un accidente de motocicleta. Fueron dos años en los que los hermanos alcanzaron a grabar un álbum en estudio (The Allman Brothers, 1969), uno en concierto (el ya mencionado At the Fillmore) y uno doble con partes en estudio y partes “en vivo” (Eat a Peach, que apareció en 1972, meses después de la muerte de Duane Allman, quien en 1970 había formado parte de Derek and the Dominos en su extraordinario álbum, Layla and Other Assorted Love Songs, al lado de Eric Clapton). Sin embargo, a pesar de la brevedad del grupo original, sus integrantes y en especial los dos hermanos lograron dar forma al estilo que hoy se conoce como rock sureño, es decir, un rock fuerte, casi duro, con elementos del blues, el jazz y el country, pero con un sentimiento muy del sur estadounidense, con todo lo que eso implica musical, artística, cultural y hasta socialmente. Otros grupos como Lynyrd Skynyrd, The Marshall Tucker Band o Georgia Satellites seguirían su huella.
Ya sin su querido y entrañable hermano, Gregg continuó al frente de la banda e hizo una quincena de discos (algunos tan buenos como Brothers and Sisters de 1973 y Shades of Two Worlds de 1993). Allman chico grabó también varios álbumes como solista, entre los que destacan Laid Back de 1973 y Low Country Blues de 2011.
Largos años de lucha contra la adicción al alcohol, la heroína y otras drogas minaron su salud que se vio complicada con una hepatitis C y un transplante de hígado. Aun así, sería un cáncer de hígado lo que lo llevaría a fallecer el pasado 27 de mayo, en un hospital de Richmond Hill, en Georgia.
Se fue Gregg Allman. Recordémoslo escuchando “Dreams” o su inmortal “Whipping Post”.
(Publicado hoy en "El ángel exterminador" de Milenio Diario)
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