lunes, 8 de mayo de 2017

El soundtrack de nuestras vidas

Pocas cosas tan comunes como los soundtracks o bandas sonoras de las películas. A lo largo de las dos horas (poco más, poco menos) que suelen durar las cintas comerciales e incluso las experimentales y/o “artísticas”, aparecen varias canciones de rock, pop y otros géneros similares que dan carácter o intención a determinadas escenas. Estamos más que acostumbrados a ello.
  Sin embargo, a pesar de que la música ha sido parte del cine, ese tipo de bandas sonoras, como tales, no siempre existieron en la historia del llamado séptimo arte y mucho menos aparecían en forma de discos (primero de vinil, más tarde compactos) con los soundtracks oficiales de los filmes respectivos. Se trata en realidad de una invención más o menos reciente.
  Difícil sería dilucidar cuál fue la primera película con una banda sonora de las características mencionadas. El historiador musical Charlie Gillett menciona, en el prólogo de su libro El sonido de la ciudad, que en 1972 el realizador cinematográfico Peter Bogdanovich utilizó la música country y pop “para representar la inocencia ingenua de un pequeño pueblo tejano en The Last Picture Show”.
  Pero no sería sino un año después que otros dos directores harían un uso mucho más directo de las canciones rockeras en sus trabajos. Me refiero a George Lucas y a Martin Scorsese, quienes en sus respectivas American Graffiti y Mean Streets, ambas de 1973, emplearon este recurso en forma más clara y definitiva.
  La estupenda comedia de adolescentes American Graffiti contiene nada menos que 40 canciones del viejo rocanrol estadounidense que fueron incluidas mediante un recurso muy ingenioso: la aparición de un disc jockey de radio que interpretó el mismísimo y auténtico diyei Wolfman Jack. Lucas supo sacarle partido a la música para hacer más divertida la cinta y es por ello que a lo largo de la misma se escuchan piezas como “Rock Around the Clock” de Bill Haley, “Why Do Fools Fall in Love” de Frankie Lymon, “That’ll Be the Day”de Buddy Holly y “Ain’t That a Shame” de Fats Domino, entre muchas más.
  En cuanto a la dura y violenta Calles salvajes de Scorsese, el director utilizó una combinación de canciones que incluía desde el soul pop vocal de grupos como The Marvelettes, The Ronettes o de Chantels, hasta temas de los Rolling Stones y desde canciones de Eric Clapton, Cream y Memphis Slim, hasta arias de diversas óperas. Todo al servicio de la oscura historia que narra en su filme.
  Estas dos obras y el uso que hicieron de la música influirían en cintas posteriores de realizadores tan disímbolos como el recién desaparecido Jonathan Demme, Quentin Tarantino, David Lynch, Jim Jarmuch, los hermanos Cohen y muchos otros, incluido Woody Allen con sus soundtracks preferentemente jazzeros.
  Cineastas, productores y los propios estudios cinematográficos, primero de Hollywood y más tarde del mundo entero, encontraron el gran potencial de las bandas sonoras, no sólo para atraer a más público, sino para venderles más tarde los discos correspondientes.
  Pero, ¿cuáles son las canciones más utilizadas en la historia de las bandas sonoras? Aunque resulta complicado determinarlo con la seguridad del dato exacto, podemos pensar en varias.
  “Stayin’ Alive” de los Bee Gees, por ejemplo, que apareció originalmente en la película Fiebre de sábado por la noche, pero también en Virtuosity y Madagascar.  “Somebody to Love” de Jefferson Airplane es otro tema recurrente y podemos escucharlo en Fear and Loathing in Las Vegas de Terry Gilliam o en The Cable Guy, con Jim Carrey. “Good Vibrations” de los Beach Boys está en cintas como Don Jon, The Mighty Ducks, Rock Star y, por supuesto en la biopic sobre Brian Wilson Love and Mercy. “What a Wonderful World”, de Louis Armstrong” aparece en What a Girl Wants, Freaky Fridays y la excelente Buenos días, Vietnam. “For What It’s Worth” de Buffalo Springfield la podemos oír en Forrest Gump y en Nacido el 4 de julio. ¿”Johnny B. Good” de Chuck Berry? En Threads (donde la tocan tres veces), en la ya mencionada American Graffiti y, por supuesto, en Volver al Futuro I y II (por cierto que Michael J, Fox no la cantó ni la tocó ahí, sólo dobló lo que hicieron Mark Campbell con la voz y Tim May con la guitarra). “Over the Rainbow”, original de El mago de Oz con Judy Garland, está en películas como Sleepless in Seattle, Little Voice, Meet Joe Black y Finding Forrester, mientras que nuestra “Bésame mucho”, de Consuelito Velázquez, se deja escuchar en La sonrisa de Mona Lisa, El embrujo de Shanghai y la mexicanísima A toda máquina, interpretada en esta por Pedro Infante.
  Los soundtracks de nuestras vidas.


(Publicado hoy en "El ángel exterminador" de Milenio Diario)

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