sábado, 6 de enero de 2018

A sillazo limpio

18 años de Milenio, 18 años en Milenio.

No cabe duda que la izquierda ha evolucionado, al menos en lo tocante a dirimir sus diferencias. Hubo una época en que los distintos bandos izquierdosos se perseguían y aquellos que tenían el poder ejercían temibles purgas contra sus rivales ideológicos, purgas que iban desde la expulsión y el exilio, hasta el encarcelamiento y el asesinato. La Unión Soviética, China y Cuba fueron “ejemplares” en ese sentido y millones de personas murieron a lo largo del siglo pasado tan sólo por no comulgar con la tendencia dominante, llámese leninismo, stalinismo, maoismo o castrismo.
  Los movimientos guerrilleros centro y sudamericanos también realizaban ajustes de cuentas entre camaradas y abundan las historias al respecto.
  Hoy día, en México existe una enemistad rayana en el odio más recalcitrante, sobre todo entre las dirigencias del PRD y de Morena. El maniqueísmo lopezobradorista que desde 2006 dividió a los mexicanos en buenos y malos y fabricó ese ente maligno que es la mafia en el poder ha derivado en el delirio de situar también a los antiguos correligionarios del morenismo (es decir, a los perredistas) como integrantes de esa misma mafia.
  En estos momentos, la lucha principal se da en el ex Distrito Federal, donde Morena quiere arrebatarle el gobierno al PRD y donde el partido del sol amarillo está dispuesto a pelear por todos los medios para impedirlo.
  Afortunadamente, los medios de lucha no han llegado (y esperemos que no lo hagan) a extremos como los que se daban en los primeros años de la revolución rusa entre bolcheviques y mencheviques o más tarde entre stalinistas y trotskistas. Por ahora, se han limitado al hasta cierto modo inocuo método de agarrarse a sillazos, como sucedió el pasado 3 de enero en la delegación Coyoacán, donde gente de ambos bandos se enfrentó poco antes de un mitin de la precandidata de Morena al gobierno de la ciudad de México.
  La moraleja de esta historia puede ser: más vale sillazos que balazos. Aunque un poco de diálogo no estaría del todo mal.

(Mi columna "Cámara húngara" publicada el día de hoy en Milenio)

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