Quienes apoyan la precandidatura independiente de María de Jesús Patricio Martínez, mejor conocida como Marichuy, al buscar que la gente otorgue su rúbrica para lograr el registro electoral, nos dicen: “Vota por quien quieras, pero firma por Marichuy”.
A ver, ¿de qué se trata entonces todo esto? ¿No se supone que si sus simpatizantes buscan que la precandidata indígena aparezca en las boletas el 1 de julio, como una opción independiente a la presidencia de la república, tienen que pedir la firma y el voto por ella? ¿Les basta con que aparezca al lado de los otros candidatos aunque nadie le dé un sufragio? Me parece una pretensión ilógica, absurda y humillante que en el fondo oculta un gran clasismo y un enorme racismo por parte de quienes dicen apoyarla y demuestran, con esa frase, que no creen en absoluto en ella y que sólo la están usando como “un símbolo”. O sea, no mamen.
Porque si leemos entré líneas, lo que nos están diciendo los supuestos marichuístas es: “firma por Marichuy para que aparezca en las boletas, pero como pensamos que no tiene la menor posibilidad de ganar, entonces dale tu voto a ya sabes quién”. Me parece una actitud terrible y miserable hacia la persona de María de Jesús Patricio Martínez, hacia los indígenas chiapanecos y hacia el resto de los grupos indígenas del país.
Podrán hacer ceremonias folcloroides con mucha ropa de manta, muchas flores, muchos bailables y muchos sahumerios, pero en el fondo se trata de una manera de poner a salvo su sentimiento de culpa para luego irse por el voto “útil”.
No, mis estimados impulsores de la candidatura de doña Marichuy. Si consiguen su registro, manténganse en su propuesta inicial, sean congruentes y denle su voto. No la manden al ostracismo y al olvido, por muy simbólico que sea el asunto. No arrojen a Marichuy al agujero sin fondo que conduce al pretendido país de las maravillas que nos esperaría en caso de que las elecciones las gane ya saben quién. Respétenla de la única manera que pueden hacerlo: votando por ella, incluso si no aparece en la boleta.
(Mi columna "Cámara húngara" de hoy en Milenio Diario)
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