“La gente cree que las feministas son todas unas lesbianas peludas y marimachas que se abren paso a pisotones en el mundo académico, empleando un lenguaje impenetrable, tachando a todos los hombres de violadores y dibujando pantalones en los baños de señoras. Pero no todas las feministas hacen eso, sólo yo y sin ayuda de nadie”.
De ese modo se presenta la escritora y humorista británica Bridget Christie (Gloucester, 1971) en Un libro para ellas, volumen editado este año por Anagrama. Pero no se crea que estamos ante una feminista rabiosa y llena de odio. En realidad, Christie posee un sentido de la ironía tan ácido y agudo que se burla de todo: del machismo, del patriarcado, de la patanería masculina, de la sociedad actual tan prejuiciosa como llena de testosterona, pero también de las mujeres, de los movimientos feministas y, muy especialmente, de sí misma.
A lo largo de casi 400 páginas, la autora nos narra fragmentos de su vida y cómo fue simpatizando con el feminismo, así sea una feminista bastante heterodoxa que, al contrario de muchas militantes, prefiere ver las cosas con humor y burlarse de todo y de todos. Esa es su principal y paradójica arma.
Porque en el libro se habla de cosas serias, como el acoso, la violación, la mutilación genital, la brecha salarial entre hombres y mujeres, el uso de la mujer como objeto de consumo, el sexismo en la publicidad, la lencería femenina, la industria del sexo, la dictadura sexista y otros temas, pero vistas no desde el melodrama o la tragedia griega, sino desde el humorismo más desatado y en ocasiones incluso más guarro. Porque el humor es y siempre ha sido una herramienta mucho más efectiva que el lamento y el griterío histérico, algo que Bridget Christie tiene muy claro y lo transmite espléndida e inteligentemente en el libro.
Pero ser humorista y realizar monólogos en teatros, cafés y bares (es decir, hacer stand up comedy) no la salva de la discriminación sexista, traducida en algunos comentarios de prensa sobre sus monólogos. Como ella misma lo cuenta, “cuando una humorista habla de forma apasionada sobre determinados temas, se le percibe como una ‘quejosa’ o una ‘resentida’. En cambio, si un humorista hombre hace lo mismo se le considera fiel a sus principios, comprometido y entregado. Nadie hubiera escrito que (el cómico inglés) Mark Thomas, por ejemplo, se dedicaba a ‘berrear’ sobre el tráfico de armas, sino que hablaba con vehemencia, valentía y sentimiento sobre un tema que era importante para él. Ojalá llegue el día en que nadie compare la voz de una mujer que expresa su opinión con la de un animal”. Y en seguida cita a la periodista británica Helen Lewis, quien dice: “Los comentarios que acompañan a cualquier artículo sobre el feminismo justifican por sí solos el movimiento feminista”.
Aunque el origen de Un libro para ellas está en el día en que una editora pidió a Christie escribir acerca de todo lo que acostumbra decir, criticar y parodiar sobre los escenarios, es mucho más que eso. Se trata de un alegato feminista que entremezcla el humor con información seria y fundamentada sobre la situación de las mujeres en el Reino Unido, situación que se reproduce no sólo en Europa o el mundo occidental, sino a lo largo y ancho del planeta.
O como la propia Bridget Christie lo explica: “El feminismo es la creencia de que las mujeres deberían tener los mismos derechos sociales, económicos y políticos que los hombres. Aún no los tenemos y eso es lo que le da sentido”.
(Artículo que escribí para el sitio Sugar & Spice)
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