A decir del sitio Tigrepedia (juro que existe), hay seis subespecies de tigres en el planeta, casi todas en peligro de extinción: el tigre de Bengala, el tigre siberiano, el tigre de Sumatra, el tigre malayo, el tigre de Indochina y el tigre del sur de China. En México se le suele llamar tigre al jaguar, pero se trata de especies diferentes. Los únicos tigres mexicanos, sobre todo en nuestra política, son el tigre de la rifa y el tigre de papel.
Ahora que Andrés Manuel López Obrador quiso asustar a los banqueros (y de paso a los ciudadanos) con el petate del tigre (“Si se atreven a hacer un fraude electoral, yo me voy también a Palenque y a ver quién va a amarrar al tigre; el que suelte el tigre que lo amarre, ya no voy a estar yo deteniendo a la gente luego de un fraude electoral. Así de claro”), habría que dilucidar si su tigre es de papel o si de plano los mexicanos nos podríamos sacar el tigre de la rifa.
Dice López Obrador que no quiso decir lo que dijo y que se le ha malinterpretado. No obstante, si nos fijamos en su lenguaje corporal al momento de pronunciar su implacable sentencia felina –tal como señalara J. Jesús Rangel M. en su columna de Milenio–, su actitud es soberbia y, sí, amenazante. Ese dedo que va de un lado a otro y señala a su auditorio no deja muchas dudas.
¿Debemos preocuparnos ante la posibilidad de que el candidato presidencial de Morena suelte al tigre si no gana las elecciones y considera que hubo un fraude o se trata de una mera baladronada del tabasqueño para meternos miedo? Creo que cuando menos deberíamos tomar precauciones y estar atentos ante el riesgo (ya hay por ahí una “Brigada Urbana” en las redes sociales que habla sobre futuros “ajusticiamientos”).
Lo real es que esa declaración puede restarle los votos de mucha gente que lo que menos quiere es vivir un conflicto postelectoral como el de 2006.
Los animales no parecen ser buenos amigos de López Obrador. Hace doce años, fue una chachalaca la que le arruinó buena parte de lo que había logrado; esta vez podría ser un tigre.
Así de claro.
(Mi columna "Cámara húngara" de hoy, publicada en Milenio Diario)
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