El estilo recuerda al de Italo Calvino. En especial al Calvino de Marcovaldo (1963). También hay un aire de las novelas para adolescentes de Roald Dahl –¿como no pensar en Matilda (1988), aunque la trama sea muy otra. Sólo que Margarita Dolcevita (2017) no es exactamente un libro para adolescentes. Aunque lo parezca. En el fondo, se trata de un relato... digamos... adulto, cuyo personaje principal es una jovencita de 14 años que mira al mundo y a la vida con los ojos y la mente de una persona más madura y... No, pero las personas adultas que retrata Stefano Benni en su novela son todo menos maduras, por lo que... A ver, volvamos a empezar...
Margarita Dolcevita (el personaje) es una adolescente llena de inteligencia; una joven que sabe observar lo que la rodea y a quienes la rodean con ojos agudos y llenos de humor, un humor irónico y burlón pero siempre noble y certero; una niña que aún no cumple los 15 y reflexiona críticamente acerca de lo mal que están el mundo y la sociedad, de la manera absurda como sobrellevamos la vida y nos la complicamos, cuando todo podría ser tan bueno y sencillo. Es una Holden Caulfield italiana, porque al igual que el personaje de J. D. Salinger en El guardián entre el centeno (1951), nos hace ver las cosas a través de la visión de la adolescencia, esa edad que conserva mucho de la niñez, aunque la adultez amenaza con hacerse presente y romper con el encanto. Pero Margarita no quiere romper con el encanto y sigue siendo dulce. Por eso su abuelo, quien está un poco deschavetado, la bautizó justamente como Margarita Dolcevita.
La editorial española Blackie Books acaba de publicar esta, la más reciente novela del escritor italiano Stefano Benni, un libro que lleva vendidos decenas de miles de ejemplares en su país y en varias partes de Europa y que consagra a Benni, a sus 71 años, como uno de los mejores literatos en su idioma, a la altura de Alberto Moravia, Dino Buzzati, Alessandro Barico y el ya mencionado Italo Calvino, aunque también hay similitudes con Federico Fellini, pues muchas de las atmósferas narrativas remiten a las películas del realizador de La dolce vita y Amarcord.
Margarita Dolcevita nos cuenta, en primera persona y en voz de esta jovencita excepcional, la historia de una familia que vive en los suburbios de una ciudad italiana cada vez más afectada por la urbanización y el daño ecológico. Otra familia, la de los Del Bene, se muda a un lado de su casa y el contraste no puede ser mayor entre ambas. Los Del Bene son el exacto retrato de la familia consumista, conservadora y adaptada al sistema establecido, lo que rompe con todo lo que Margarita concibe como ideal para ser feliz. Ella, tan llena de imaginación y de creatividad, de aprecio por las imperfecciones que nos hacen humanos, de pronto se topa con estas personas “perfectas”, algunas incluso de su edad, con quienes sin embargo ha de convivir y nos describe, por medio de ellas, con una delicia cómica que nos hace reír todo el tiempo, el absurdo de sus existencias, de sus nimias preocupaciones, de sus ridículos intereses, de sus mezquinas metas (Labella, la vecina de su propia edad, le asegura en algún momento, por ejemplo, que “jamás podría yo tener un novio sin un coche de gran cilindrada”).
Aunque hay un trasfondo de amargura (más por parte del autor que del personaje de Margarita), la novela es optimista y deja un sabor muy grato mientras se le lee y una hermosa nostalgia cuando se le termina.
(Reseña que me publicó hoy el sitio Sugar & Spice)
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