En esta grabación de 1970, muchas veces menospreciada y subvalorada, Pink Floyd comenzó a adentrarse en una música de tendencias sinfónicas, con orquestaciones (arregladas por Ron Greesin) que, ciertamente, de pronto pueden sonar pomposas y llenas de pretenciones grandilocuentes, pero que tomando en cuenta el momento en que se grabó –es decir, el contexto particular del disco– adquieren otra dimensión.
El famoso álbum de las vacas (cuya portada sería parodiada por KLF en su disco Chill Out) contiene composiciones larguísimas (la suite orquestal “Atom Heart Mother”, con sus seis movimientos, ocupa todo el lado A en la versión en vinil) y ambiciosas que daban al rock una característica "seria" que se alejaba del espontaneísmo que le era (y le sigue siendo, por supuesto) característico.
Sin embargo, hay aquí también hallazgos notables, como la célebre “Allan’s Psychedelic Breakfast”, composición colectiva que sigue guardando un gran interés a casi cincuenta años de distancia, además de tres temas individuales: “If” de Roger Waters (bella melodía nostálgica en arreglo semiacústico), “Summer 68” de Rick Wright (suave tonada con algunos interesantes cambios armónicos) y “Fat Old Sun” de David Gilmour (otra pieza tranquila aunque un tanto intrascendente).
Atom Heart Mother es una obra que prefigura y anuncia lo que el cuarteto habría de ser durante la siguiente e importantísima década: la de los setenta.
(Reseña que escribí para el Especial No. 7 de La Mosca en la Pared, dedicado a Pink Floyd y publicado en enero de 2004)
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