Hay sonidos entrañables. Música tan cálida y hermosa que es capaz de tocar nuestra sensibilidad de una manera especial. No todos los compositores poseen el envidiable don de crearla. Sea en el género que sea.
Colin Meloy es uno de ellos. Desde Portland, Oregon, y al frente del quinteto The Decemberists, lleva más de tres lustros de escribir e interpretar canciones llenas de calidez, alma, inteligencia y ese extra que no se puede explicar con palabras y que sólo es posible captar con el sentimiento y las entrañas.
Desde su disco Castaways and Cutouts de 2002, pasando por joyas como Her Majesty (2003), Picaresque (2005), The Crane Wife (2006), The Hazards of Love (2009), The King Is Dead (2011) y What a Terrible World, What a Beautiful World (2015), su sofisticado y fino sonido, dentro del alt-rock y el alt-folk, ha logrado trascender artísticamente, a pesar de no ser la suya una agrupación mainstream o dedicada a complacer los gustos masivos.
Este mes de marzo ve llegar el octavo larga duración en estudio de los Decemberists: I’ll Be Your Girl (Capitol, 2018). Se trata de un álbum ligeramente distinto a sus siete predecesores, en el sentido de que por primera vez han añadido a su música, únicamente en algunas canciones, algo tan poco usual en ella como los sintetizadores. Podría parecer una locura, dado el estilo digamos tradicional del grupo, pero la verdad es que gracias a los buenos oficios de su nuevo productor, John Congleton, todo el disco suena espléndidamente bien.
Son once las canciones que conforman I’ll Be Your Girl y no hay una sola que sobre. Todo lo contrario. Sin ser un disco conceptual como The Crane Wife o The King Is Dead, los temas se funden de manera perfecta, a pesar de ser tan diferentes unos de otros. El talento autoral de Meloy no deja de sorprender (qué capacidad la suya para crear melodías memorables). Cada composición es una joya llena de belleza y también –otra virtud– de buen humor.
Uno de los mejores discos en lo que va del año.
(Publicado hoy en mi columna "Gajes del orificio" de la sección ¡hey! de Milenio Diario)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario