Azucena Uresti: ¿Todos son de la mafia del poder, menos usted?
AMLO: Sí, fíjese.
Además de un gran logro periodístico del cual se sigue hablando, el debate-entrevista que organizó Milenio Televisión entre Andrés Manuel López Obrador y varios colaboradores de esta casa editorial resultó altamente significativo por diversas razones. Quiero centrarme en una, posterior a la propia transmisión.
Me refiero a las reacciones que suscitó el debate entre los no tan diversos televidentes. Digo no tan diversos, porque prácticamente se formaron dos bandos con dos lecturas muy distintas, antagónicas entre sí. Por un lado, los seguidores del candidato de Morena festejaron la manera como López Obrador “arrasó” con los periodistas que dialogaron con él. Como si se tratara de una lucha a tres caídas, en la que Andrés Manuel era el técnico y los demás sus contrincantes rudos, los pejefans tomaron la emisión como un ajuste de cuentas con “los voceros de la mafia del poder”, personificados por Carlos Marín, Héctor Aguilar Camín, Jesús Silva-Herzog Márquez, Carlos Puig, Azucena Uresti y Juan Pablo Becerra Acosta. “¡Qué arrastrada les puso AMLO”, gritaron con histérica arrogancia en las redes sociales, mientras llenaban de insultos infamantes a nuestros compañeros.
Como parte de la otra parcialidad, yo atestigüé un debate muy distinto. En primer lugar, no lo vi como un combate, sino como un ejercicio de periodismo crítico, con preguntas agudas y precisas, la mayoría de las cuales fueron evadidas por López Obrador, en su afán por no comprometerse, con frases ya típicas como “tengo que consultar a los ciudadanos” o la choteadísima “me pueden llamar Peje, pero no soy lagarto”.
Más allá de eso, las reacciones de los espectadores muestran que la polarización de la sociedad mexicana está en un alto punto de ebullición y que si algo se encuentra arriba en las encuestas es el odio entre connacionales.
Ayer viernes iniciaron oficialmente las campañas. No sabemos lo que nos espera, pero todo indica que serán una guerra. Una guerra sucia y campal. Estamos en su polarizado arranque.
(Mi columna "Cámara húngara" de hoy en Milenio Diario)
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