Gran alharaca se armó en la república pejista luego de que Mario Vargas Llosa advirtiera, durante la presentación en Madrid de su libro La llamada de la tribu, sobre “el suicidio democrático” al que se arriesgaría nuestro país si el próximo 1 de julio triunfara la tendencia populista, si bien dijo tener la esperanza de que “haya lucidez en México ante el populismo, la demagogia y las recetas fracasadas, como en el caso de Venezuela, donde ahora 90 por ciento quisiera salir de esa sociedad frustrada y fracasada”. No mencionó a Andrés Manuel López Obrador por su nombre, pero éste se dio por aludido y aun cuando respondió con cierta condescendencia (“Es buen escritor pero mal político”), sus allegados se arrojaron furibundos contra el autor de La ciudad y los perros. Incluso la esposa de Andrés Manuel, Beatriz Gutiérrez Müller, cayó en la tentación descalificatoria y dijo que la declaración del peruano “es una vergüenza y una intrusión, viniendo de un extranjero, y es una muestra de ignorancia, viniendo de un dogmático” (sic).
En lo personal, no pienso que sea una intrusión, pues las declaraciones de Vargas Llosa se realizaron en España y no en México. De otra manera, no podríamos opinar de cualquier cosa que suceda más allá de nuestras fronteras.¿Si expreso que Donald Trump me parece un loco delirante estoy violando la soberanía de los Estados Unidos? Obvio, no.
Muchos mexicanos coincidimos plenamente con las palabras del escritor, como coincidimos cuando en 1990 expresó que en México había “una dictadura perfecta”, en referencia al gobierno priista, esa misma dictadura perfecta que tanto añora el viejo PRI, hoy representado por Morena y sus reaccionarias propuestas de retroceso económico, político y social.
Si el tío Peje se enojó por lo que dijo el escribidor, está en su derecho a manifestarlo. Aunque no estaría mal que se deslindara del gobierno venezolano o cuando menos ejerciera alguna crítica a la monstruosa farsa electoral que Maduro y sus esbirros están preparando para matar a la democracia en su martirizado país.
(Mi columna "Cámara húngara" de hoy en Milenio Diario)
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