Hubo un hecho que me marco de por vida. Más bien una falta de hecho, una ausencia del mismo: nunca alguien me enseñó a atarme las agujetas de los zapatos.
Parece cosa nimia, mas no lo es.
Por alguna extraña razón, a mi papá y a mi mamá nunca se les ocurrió adiestrarme en tan trascendente actividad.
De muy chico, ellos se encargaban de amarrarlas o de plano me compraban zapatos tipo mocasín.
El hecho es que de algún modo tuve que ingeniármelas y entonces desarrollé una manera de atar las agujetas que nadie en el planeta posee.
No me pidan que les explique cómo es. La cosa es que desde que empecé a amarrármelas, todo mundo que me veía se quedaba atónito y me hacía la misma pregunta: ¿por qué te amarras las agujetas así?
Algunos incluso me pedían que lo hiciera varias veces y les causaba risa.
Y así siguió mi vida y ahora, a mis 61 años de edad, sigo atándome las agujetas como Dios o la vida o el destino me dieron a entender. Y es mi manera normal de hacerlo.
1 comentario:
Puedo saber como??
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