El proceso de recuperación de David Bowie, luego de su periodo cuasi discotequero, prosiguió con este disco, grabado seis años después de Never Let Me Down. Una ausencia demasiado prolongada sin lugar a dudas.
El sólo anuncio, en 1993, de la aparición de un nuevo álbum del artista despertó toda clase de espectativas, muchas de las cuales quedaron frustradas; pero no del todo, ya que Black Tie White Noise fue, a pesar de todas sus falencias, un pequeño paso adelante.
La obra significó entre otras cosas el reencuentro entre dos viejos camaradas: el propio Bowie y el guitarrista Mick Ronson, aunque poner a éste al lado del productor Nile Rodgers resultaba cuando menos extraño. Inspirado en su reciente matrimonio con la supermodelo Iman, un feliz David presentó en este nuevo trabajo una propuesta que seguía coqueteando con la música dance, aunque con una mayor profundidad creativa.
Entre los temas hay dos covers, uno de Scott Walker y otro de Morrisey, mientras que de las composiciones de Bowie destacan “The Wedding” (con obvia dedicatoria), “You’ve Been Around”, “Black Tie White Noise” y muy especialmente la magnífica “Jump They Say”.
Un disco de transición hacia las mucho más importantes obras que produciría en adelante.
(Reseña que escribí originalmente para el Especial de La Mosca en la Pared No. 10, dedicado a David Bowie y publicado en abril de 2004)
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