¿El Show de Ed Sullivan? Sólo algunos pocos sabían de su existencia. Sin embargo, tampoco estábamos tan atrasados. Digo, había radio en Amplitud Modulada (la FM tampoco llegaba todavía) y en estaciones como Radio Éxitos, desde un año antes se tocaban los primeros hits del llamado cuarteto de Liverpool, contenidos en su disco debut de 1963 (“Please Please Me”, “Love Me Do”, “I Saw Her Standing There”). Pero en 1964, cuando se desató la beatlemanía en los Estados Unidos, con canciones como “She Loves You” o “I Wanna Hold Your Hand”, algo sucedió que hizo que México se contagiara casi de inmediato.
Me recuerdo en aquel año, a los nueve marzos de edad, mientras ponía en el tocadiscos portátil de mi hermano Sergio los primeros e-pes de los Beatles que él –diez años mayor que yo– había comprado. Eran pequeños acetatos de cuatro canciones y 45 revoluciones por minuto que escuchábamos, cantábamos y bailábamos con furor una y mil veces al día. Hasta mi hermana Myrna, entonces de seis años, participaba en la fiesta beatlera.
Aquella fue mi iniciación en el gusto por los Beatles y el rock anglosajón. No más Teen Tops, no más Locos del Ritmo, no más Hooligans o Crazy Boys que era el único rock que hasta entonces yo conocía. Los Beatles eran de otro nivel. Mi relación con la música cambió para siempre.
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Ya que ando en asuntos personales, hoy día 11 de febrero se cumplen veinte años exactos de la aparición, en 1994, de la revista La Mosca que dirijo desde entonces. Como nadie más lo va a mencionar: ¡Happy birthday, querida Mosquita!
(Publicado el día de ayer en mi columna "Gajes del orificio" de la sección ¡hey! de Milenio Diario).
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