Me refiero a los tres que estoy leyendo en estos días, siguiendo mi fórmula de libro de toilette, libro de cama y libro de transporte público.
Como libro de toilette (es decir, el que leo en el baño que es, como ya he he escrito aquí mismo, la sala de lectura ideal) tengo Memorias de Daniel Cosío Villegas, el cual está resultando una absoluta delicia, debido a la manera tan amena y llena de gracia como el gran historiador y politólogo (entre muchas otras cosas) narra su riquísima vida y el México que le tocó vivir y conocer.
Como libro de cama está De animales a dioses de Yuval Noah Harari, un gran ensayo sobre la historia de la humanidad y el cómo y el por qué los humanos hemos llegado a ser lo que somos en lo social, lo económico, lo cultural, lo psicológico y hasta lo físico. Un excelente y polémico estudio acerca de nuestra evolución como especie. Llevo apenas una cuarta parte, pero es un libro apasionante que hace reflexionar en muchas de las cosas que plantea este joven investigador israelí.
Por último, como libro de transporte -o sea, el que leo cada vez que me subo al metrobús y/o al metro), leo en estos momentos Rusell, la biografía del enorme Bertrand Russell, escrita por Ronald Clark, y que me está resultando muy revelador e interesante. Apenas lo empecé la semana pasada, pero es de rápida lectura.
Como se ve, en este momento no estoy con ningún libro de narrativa -cosa rara en mí-, aunque el de Cosío Villegas llega en momentos a alcanzar ese rango. Amo leer.
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