In Rock (1970) es una de las tres obras maestras de Deep Purple. Ya con la Mark II en pleno –sin duda la mejor formación que jamás tuvo el grupo, con Ian Gillan en la potentísima voz y Roger Glover en el más que preciso bajo, aparte de los fundadores Ritchie Blackmore, Jon Lord y Ian Paice–, la banda fue capaz de producir un álbum sin fisuras, con grandes composiciones y prácticamente orientado hacia el rock duro (incluso “Child in Time”, a pesar de ciertos toques progresivos en el arreglo, es una pieza cuasi metalera).
Desde el arranque, Deep Purple no dejaba dudas acerca del vuelco que había dado hacia el rock durísimo. Era claro que las riendas del grupo estaban ya prácticamente en las manos de Blackmore. Su guitarra muy poco tenía que ver con la de los dos álbumes anteriores. A la manera de Jimmy Page con Led Zeppelin, el músico dejó salir su ánima más afilada y sus riffs y sus solos dieron pauta a lo que sería el heavy metal. Para ello, tuvo un eficaz y perfecto complemento en la voz aguda y poderosa de Gillan, quien muy en la escuela de Robert Plant (para seguir con el Zeppelin), hizo que el sonido del grupo se definiera por completo.
Lo anterior resulta perfectamente claro desde el comienzo del disco con la archifamosa “Black Night” y su mecido riff, tal vez el más célebre de Deep Purple después del de “Smoke on the Water”. In Rock prosigue con la pesadísima “Speed King” (la sola introducción que va del caos a la serenidad instrumental anuncia lo que vendrá: un tema potente y deliciosamente agresivo). “Bloodsucker” continúa el ambiente metalero con un estupendo beat en 3/4 apoyado por el órgano magnífico de Lord (es una lástima que las posteriores bandas de heavy metal, en su apabullante mayoría, hayan prescindido de los teclados). El lado A cierra con la monumental “Child in Time”, todo un poema épico-musical comparable (y sigamos con el Zepp) a “Stairway to Heaven” e incluso cronológicamente anterior a ésta. Con su interpretación, llena de matices y recursos vocales, Ian Gillan dejó una marca para la historia.
El segundo lado del vinil original abre con la festiva. larga y metalera “Flight of the Rat”, en tanto “Into the Fire” y “Living Wreck” no hacen sino reafirmar la calidad de los cinco integrantes del Mark II deep-purpleano. El plato concluye con “Hard Lovin’ Man”, una composición si se quiere un tanto pretenciosa (con su ritmo como galope de caballo) aunque eso no le quita su alto nivel.
Un gran disco.
(Reseña que escribí para el Especial No. 34 de La Mosca en la Pared, dedicado a Deep Purple y publicado en octubre de 2006)
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