El disco de las caras blanca y negra. En efecto, así es conocido Queen II (1974) entre muchos de los seguidores de la banda británica. La razón es meramente nominativa, ya que al diseñar el álbum los integrantes del grupo decidieron llamar “blanco” al lado A y “negro” al lado B del vinil. La verdad es que no hay una diferencia notoria entre ambos, ya que en los dos existen lo mismo canciones duras que melodías suaves.
Queen II es una obra menos glamorosa y más agresiva y pesada que su antecesora. Frente al cúmulo de críticas y las pocas ventas de Queen (1973), Mercury, May y compañía decidieron hacer un producto que pudiera ser mejor aceptado y lo lograron en términos de popularidad (el disco llegó al lugar cinco de las listas en el Reino Unido). A pesar de ello, en el fondo se trata de un álbum más bien hermético, incluso oscuro, una rareza en el contexto de la obra total de Queen.
La placa incluye varios de los estilos imperantes en aquel momento, desde el heavy metal (“Seven Seas of Rhye”) hasta el rock progresivo (“The Fairy Feller's Master- Stroke”, “The March of the Black Queen”), el rock sinfónico (“Procession”) y las clásicas melodías del grupo (“Nevermore”, “White Queen”), aunque posiblemente el mejor corte de Queen II sea la estupenda “Father to Son”, compuesta por Brian May.
Un trabajo muy importante del cuarteto inglés.
(Reseña publicada en el No. 13 de los especiales de La Mosca en la Pared, en diciembre de 2004)
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