Por sus contradicciones y su falta de congruencia los conoceréis (y también por su vergonzoso oportunismo). En una clara muestra de la máxima (en este caso la mínima) que reza “el fin justifica los medios”, a los Paco Ignacio Taibo II, Carlos Payán, Alejandro Encinas, Pablo Gómez y demás sobrevivientes de la vieja izquierda mexicana, hoy cómodamente anidados en Morena, poco parece importarles compartir el colchón y las sábanas con personajes como Hugo Eric Flores (versión reciclada de Jorge Serrano Limón) y su Partido Encuentro Social que proclama su conservadurismo a ultranza en defensa de “la familia” (como si hubiese una sola clase de familia) y su rechazo terminante a reivindicaciones progresistas como el matrimonio entre personas del mismo sexo, la legalización de la marihuana con fines recreativos o la despenalización del aborto, entre otras.
Ese mismo Hugo Eric Flores que proclama que entre AMLO y él existe “una unión espiritual porque compartimos ideales parecidos” y que “hay un líder con una gran sabiduría que es Andrés Manuel López Obrador, quien propone que llevemos esos temas (es decir, los que atañen a las minorías sexuales y al derecho de la mujer a decidir sobre su propio cuerpo) a consulta y yo estoy de acuerdo”.
Hermoso acuerdo que llenaría de felicidad al partido conservador del siglo XIX mexicano y a los sectores afines al Yunque (como el “camarada” Manuel Espino, hoy orgulloso dirigente moreno).
El PES por su boca hiede a peste reaccionaria..., pero sus aliados progres hieden peor.
(Mi columna "Cámara húngara" de hoy en Milenio Diario)
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