martes, 14 de agosto de 2018

¿Cómo se difunde la música? (I)

Los tiempos cambian de manera acelerada, gracias a los vertiginosos avances de la ciencia y la tecnología. Esto influye en las artes y lo hace de manera muy particular en la música.
  Hasta no hace muchos años, cuando alguien quería grabar un disco la única manera de hacerlo en forma profesional era por medio de una casa disquera que se encargaba, en primer lugar, de decidir si el material resultaba comercial y vendible y, de ser así, contrataba al grupo o solista en cuestión para grabarlo, editarlo, publicarlo y distribuirlo.
  Hoy día, las posibilidades para no caer en ese círculo vicioso son muchas, gracias a los diversos medios existentes para grabar en pequeños estudios o incluso en la propia casa, con equipos cada vez más pequeños y económicos. Uno mismo puede hacer su disco y gracias a diferentes sitios de internet y a las “benditas redes sociales”, es posible difundirlo incluso de manera gratuita.
  Abundan los creadores e intérpretes que han logrado darse a conocer internacionalmente de esa manera. Y aunque siguen existiendo las disqueras y los managers, la dictadura que antes ejercían ha desaparecido en buena parte y la independencia artística es un hecho real y tangible.
  Hasta aquí todo parece ideal y maravilloso. Sin embargo, las cosas no son tan sencillas. Es tal la cantidad de oferta musical que la difusión resulta muchas veces efímera. Las canciones siguen siendo objetos de consumo y los nuevos escuchas se están acostumbrando a la brevedad y al rápido desecho de lo que oyen. Con la difusión por medio de plataformas digitales, son pocos los que aprecian un disco completo y menos aún los que lo adquieren para tenerlo de manera material o virtual. Además, el poder de los medios de comunicación persiste y sigue determinando en buena (o en mala) medida los gustos de la gente.
  ¿Cómo enfrentarse a ese panorama cuando se es un músico nuevo o desconocido? ¿Cómo hacer para que su obra se conozca y trascienda más allá de una escucha rápida y descuidada? El tema da para más. Continuaremos.

(Mi columna "Gajes del orificio" de hoy en la sección ¡hey! de Milenio)

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