viernes, 24 de agosto de 2018
Para dártelas de entendido en rock (75)
Eran las primeras giras de Black Sabbath por los Estados Unidos, en pleno apogeo de su más o menos reciente fama. Todo era furor y desenfreno, todo era sexo, drogas y... más sexo. Las groupies abundaban y los integrantes del grupo no se detenían en nimiedades para aprovechar la situación. No existía el SIDA, pero sí las enfermedades de transmisión sexual y Tony Iommi fue víctima de una de ellas. Lo cuante Ozzy Osbourne en su autobiografía: "Cuando llegó el momento de regresar a
Inglaterra, estábamos aterrados de llevar a casa una enfermedad de transmisión sexual de una de las
groupies y pegársela a nuestras novias o esposas. Recuerdo una vez, durante una
noche particularmente salvaje en un hotel en algún lugar, que Tony
salió corriendo de su habitación diciendo, '¡Aargh! ¡Mi verga! ¡Mi verga!'. Le pregunté qué le pasaba, y él me dijo que había estado
jugando con una groupie y al bajar la vista, vio que le salía un montón
de pus amarillo. Pensó que estaba a punto de morir. '¿El pus huele
raro?' Le pregunté. 'Sí', dijo, completamente pálido. 'Casi vomité'".
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