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Mis abuelos Michel en 1899. |
Ya casi bien de la gripe, me fui a comer con mi hermana Myrna y mi prima Irma a La Vid Argentina. Mil veces he pasado por enfrente de ese restaurante y nunca había entrado. Como ellas me dijeron que es buenísimo y no muy caro, pues me pareció bien que nos viéramos ahí. El lugar es amplio y cómodo, la plática estuvo muy buena y amena, pero la comida y los precios... La verdad es que salvo los cortes argentinos (que no comí mucho porque me cuesta trabajo masticar la carne de res por fibrosa) y el
spaghetti, lo demás estaba de regular a chafa (al menos para mi gusto). Sólo el postre estuvo más o menos (
strudel de manzana con helado de vainilla). Además, no avisan que las bebidas (me refiero a refrescos y café) no van incluidas en el
buffet y eso infla muchísimo la cuenta final. En fin, que no me dieron ganas de regresar, al menos no a la hora de la comida. Habrá que probar el desayuno con algunas precauciones.
De ahí nos vinimos a platicar un rato más a mi depto. Cosas que no sabía de los Michel salieron a relucir. Irma mi prima es una informante fantástica y Myrna no se queda atrás. Vaya historias.
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