Anoche fui con mi mejor amiga al Auditorio Nacional, para asistir al concierto con el que Enrique Guzmán festejó sus sesenta años en la música.
Fue una actuación muy buena, muy emotiva, con una estupenda orquesta y un sonido perfecto. Enrique, a sus 74 años, cantó como en sus mejor tiempos. Su voz permanece incólume y no se nota gastada o rasposa. Simpático, dicharachero, divertido, paso lista a sus grandes éxitos como solista y a algunos de sus años con los Teen Tops (incluso cantó "La plaga" con su hija Alejandra).
Lo que desconcertó a todos fue no solo la brevedad del concierto (tan sólo una hora y media), sino la manera abrupta como terminó, sin un encore propiamente dicho. No sé si fue porque la presentación se grabó para un disco que saldrá en unos meses (como comentó el cantante) o porque simplemente Guzmán se cansó o ya no tuvo ganas de seguirle (lo cual me parece poco probable, porque se le veía contento y emocionado.
Como sea, el entusiasta público que llenó el Auditorio (se veía muy bonito con todas las butacas ocupadas) la pasó muy bien (e incluyo a mi amiga y a mí). Las canciones me hicieron pensar mucho en mi hermano Sergio, que idolatraba a Enrique Guzmán y no dejó de asombrarme que prácticamente me sabía yo todos los temas que cantó (como me lo hizo notar mi querida amie).
Muy buen concierto y salimos a tiempo, eso sí, para tomar el metro.
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