Cuando este disco de Depeche Mode apareció, a princios de esa controvertida década que fue la de los años ochenta, pasó prácticamente inadvertido.
Con el grupo dominado por la personalidad de Vince Clarke, el sonido es por completo popero, lo cual no va en detrimento alguno de su calidad. Por el contrario, Speak & Spell (1981) es un muy buen primer álbum para una agrupación que en ese entonces no imaginaba la trascendencia que tendría durante los tres decenios por venir. Los sintetizadores reinan de manera absoluta (¿o mejor diríamos absolutista?), tal como dictaban los cánones de la música pop electrónica de esa época, y la influencia de agrupaciones como The Human League y Kraftwerk está ahí, lo mismo que la de solistas como Gary Numan. Ligero, agradable, bailable, sin complicaciones, este trabajo muestra a un Depeche Mode despreocupado, en cuyas letras (un tanto bobaliconas, hay que decirlo) se canta básicamente al amor, a la vida cotidiana y a los clubes de baile.
Entre las canciones del plato que lograron algún éxito en la radio y las noches británicas se encuentran “I Sometimes Wish I Was Dead” (que en la versión estadounidense del álbum fue reemplazada por la inocua y pegajosa “Dreaming of Me”), “New Life”, “Boys Say Go!”, “Photographic” y la hoy clásica y contagiosamente divertida –cumbre del pop sintetizado– “Just Can't Get Enough”.
En Speak & Spell hay sólo dos temas escritos por Martin Gore (los casi ocultos “Tora! Tora! Tora!” y “Big Muff”), pero en ambos el músico ya daba muestras –así fuera de un modo más o menos incipiente– de las alturas a las cuales arribaría años después como compositor casi único de Depeche Mode. En resumen, un plato muy de su momento, muy kitsch, uno de esos discos que algunos consideran tan malos, pero tan malos, que terminan por resultar buenos… o cuando menos entrañables.
(Reseña que escribí para el Especial de La Mosca en la Pared No.21, dedicado a Depeche Mode y publicado en junio de 2005)
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