(Reseña que escribí originalmente para el Especial de La Mosca en la Pared No. 38, de marzo de 2007).
miércoles, 26 de septiembre de 2018
There’s One in Every Crowd
Aunque tal vez no resulte tan brillante como su antecesor, el tercer trabajo en estudio de Eric Clapton es otra delicada pieza de orfebrería musical. Incomprendido en su momento y subvalorado por muchos de los seguidores que gustaban de sus deslumbrantes momentos con Cream, There’s One in Every Crowd (1975) tiene su mayor mérito, paradójicamente, en su bajo perfil, en su discreto acento. Así, por ejemplo, una composición tan sutil como “Better Make It Through Today” (óigase el fantástico órgano de Dick Sims) muestra, en su combinación de blues y reggae lento, que Clapton no había perdido su vena como autor e intérprete. Lo mismo podemos decir de la magníficamente desmayada versión de “The Sky Is Crying” de Elmore James (muy distinta a la que años después haría Stevie Ray Vaughan) o de la acústica y delicada “Pretty Blue Eyes”. Un disco realmente delicioso.
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