Si La Mosca hubiera aparecido en agosto de 1993, muy posiblemente esta
hubiera sido la portada del primer número. Sin embargo, quiso el destino que por diversas complicaciones (que al final resultaron afortunadas para la revista) aún
nos tardáramos seis meses más en ponerla en circulación, lo que significó cambio de editorial (de Ejea a Toukán),
cambio de formato (de tamaño carta al hoy clásico "tamaño Mosca"), cambio de logotipo (este estaba horrible) y hasta el añadido de "en la
pared" (por exigencias legales).
Manes del destino.
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