Desde hace muchísimos años, el género musical más popular de Brasil, la samba, ha sido un territorio dominado por el sexo masculino. Los grupos que interpretan esta música tradicionalmente han estado conformados por hombres y la participación de mujeres en ellos ha sido minoritaria, si no es que prácticamente nula.
No obstante, las cosas han empezado a cambiar en los años más recientes y hoy día son varias las agrupaciones que tocan samba y cuyas integrantes son todas mujeres. ¿Cómo llegó a darse este cambio y qué implicaciones tiene?
Hasta hace no mucho tiempo, los conjuntos brasileños que hacen samba estaban conformados por entre cinco y quince miembros, cada uno tocando un instrumento... y todos hombres. Sólo unos pocos se permitían tener a una o, si acaso, dos mujeres.
El círculo de samba (roda de samba, en portugués) está reconocido por la Unesco como patrimonio cultural, aunque al parecer nunca se reparó en el hecho de que se tratara de un exclusivo club masculino, en el que las mujeres sólo participaban como bailarinas, de preferencia con poca ropa. Esto ha ido cambiando, gracias a la voluntad de muchas ejecutantes de samba del sexo femenino, quienes han reivindicado su derecho a ser músicas y no sólo danzantes.
Quizás el grupo más importante dentro de este novedoso movimiento sea el colectivo Samba Que Elas Querem, integrado entre otras por Bárbara Fernandes, Mariana Solis, Júlia Ribeiro, Cecilia Cruz, Isabella Ciavatta y Sylvia Duffrayer. Se trata del grupo femenino pionero de la nueva samba.
“Muchas veces, cuando eres la única mujer dentro de un círculo de samba, te conviertes en objeto del acoso del lenguaje machista implícito y explícito en las letras de varias de las piezas de este estilo musical”, comenta Sylvia Duffrayer, quien añade: “Entonces, al organizar una agrupación conformada sólo por mujeres, paramos en seco ese tipo de composiciones machistas”.
La popularidad de Samba Que Elas Querem (La samba que ellas quieren) ha crecido como la espuma en su natal Río de Janeiro. Cecilia Cruz, quien toca el cavaco (instrumento tradicional de cuerda, típico de los colectivos de samba), dice: “Creo que la gente está lista para ver grupos de puras mujeres, sobre todo la gente joven que nos ha aceptado sin problema y eso puede constatarse en las redes sociales”.
Porque dentro del tradicionalismo sambístico, no todos están de acuerdo con esta irrupción femenina. Entre los más viejos exponentes del género hay varios que se oponen a ello y que defienden las letras en que se hace alusión a las mujeres como meros objetos sexuales (tal como hace el reguetón hoy día) o incluso se justifica el que un hombre golpee a su esposa. Uno de estos defensores de la samba tradicional es el músico Zeh Gustavo, quien se dice enemigo de la corrección política que empieza a invadir a esta música: “Respeto que cada vez haya más mujeres en los círculos de samba, pero ellas deberían respetar las viejas canciones clásicas”, asegura.
Además de Samba Que Elas Querem, hay varias nuevas agrupaciones de samba conformadas por mujeres. Es el caso de Moça Prosa (de Río), Samba Delas (de Porto Alegre), Samba de Saia (de Curitiba), Samba da Elis y Sambadas (estas dos últimas de Sao Paulo).
Si bien hay quienes piensan que se trata de una mera moda y que las aguas regresarán a su nivel anterior, todo parece indicar que el arribo de las mujeres a los círculos de samba seguirá creciendo y que el género evolucionará hacia terrenos de mayor tolerancia y respeto. Aunque lo principal, como siempre en la música, será que la calidad artística sea la meta principal de todos: hombres y mujeres.
(Texto que escribí para el sitio Sugar & Spice y que se publicó el día de hoy)
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