miércoles, 27 de agosto de 2008
Un día poco usual
Junta de trabajo por la tarde en "El Péndulo" de Polanco. Nada que ver con el proyecto post-Mosca sino con otra cosa. Fue bueno conocer a todo el equipo (Lourdes, Ignacio, Mariana, Sergio, Maricarmen...). Un aguacerazo cayó mientras se desarrollaba la reunión y al salir de ahí, a las siete de la tardenoche, las calles estaban inundadas. Camino con Sergio hasta el metro "Auditorio". Él se queda ahí y yo decido irme a pie por Paseo de la Reforma con rumbo al centro. La avenida húmeda de lluvia se ve muy hermosa y no envidio a quienes van en carros o microbuses. Quedé de ver a P a las ocho en el metrobús "Reforma" y el tiempo me sobra. Decido seguir hasta donde me dé el cansancio. No me fatigo y sigo durante cuarenta minutos. Me da hambre y decido comer algo en un Starbucks cerca del Ángel de la Independencia. Me cae de perlas la tortita (que eso es lo que venden en ese lugar). Mensaje de P para que nos veamos hasta las ocho y media en el Bar Milán, donde se llevaría a cabo la presentación de un libro de fotografía y poesía editado por el suplemento Laberinto de Milenio Diario. Prosigo mi camino. Entre la glorieta del Ángel y la de Cuauhtémoc hay unas esculturas de sillas y sillones que no había visto. Me gustaron mucho. Llego a la calle Milán, en la colonia Juárez, a las ocho y cuarto. Afuera de un local hay un grupo de gente con el inequívoco prototipo de intelectuales. Pregunto si ahí es la presentación del libro y me dicen que sí. Decido esperar a P, pero aún faltan quince minutos para que llegue. La gente se mete al local y la sigo, si bien me extraña no ver a una sola persona conocida. Aprovecho para descargar la vejiga en un baño (uf) y entro al salón. En la mesa hay puros cuates desconocidos, lo cual me desconcierta. Estoy a punto de sentarme cuando suena mi celular. Me salgo para contestar. Es P, para preguntarme cómo llega al Bar Milán. Una amiga la lleva en su carro y andan por Avenida Cuauhtémoc. Le explico y le digo que la esperaré afuera. Al salir a la calle, pregunto si ahí es el Bar Milán (empezaba a dudarlo) y, en efecto: no lo es. Ja, me metí a otro bar y a otra presentación. El Milán está a escasos veinte pasos. Me encamino hacia allá y la presentación de Instantáneas distantes, con textos de Alicia Quiñones, va ya bastante avanzada. De inmediato veo caras conocidas (Rafael Tonatiuh, Tacho, Martín Durán, Fabián, Dulce Chiang et al). Pero P no llega. Salgo a la calle para llamarla. Anda un poco perdida, por la calle de Londres, y el amable portero del bar me da indicaciones para orientarla. Vuelvo a entrar. La presentación se hace densamente solemne con la lectura de poemas (Vallejo, Paz) y le digo a Tacho que hubiera sido bueno invitar a Alejandro Suárez para que leyera algunos, con el estilo que tenía en "La palabra canta" de La carabina de Ambrosio. Hace calor y vuelvo a la calle. Al fin llega P, entramos y justo en ese momento los aplausos indican que la presentación ha terminado. Saludamos a algunas personas (a José Luis Martínez, a Ivan Ríos Gascón, a Roberto López). Hay brindis de honor y la banda intelectual se amotina frente a la barra. El calor es fuerte y P y yo decidimos salirnos para ir a tomar un café o algo. Caminamos hasta la Zona Rosa y anclamos en un restaurantito chafa de la calle de Génova. Consumimos cualquier cosa y charlamos tan rico como siempre -todo el entorno se borra, estar ahí con ella es como trasladarse a un restaurante del Barrio Latino en París (et ça sera très tôt). Como a las diez y media tomamos un taxi en Reforma, para dejarla muy cerca de su casa y regresar a la mía sin problemas. Un día poco usual pero muy disfrutable.
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3 comentarios:
Maese!
Saluditos. Buena venta de CD's; lástima que no pueda ir :(
Ah caminar por la avenida Reforma es uno de los aún placeres de vivir en el Defectuoso, Yo si entiendo porque los defeños ven la realidad de méxico como pais reflejada en lo que viven en su ciudad y no los culpo, aqui en Chihuahua hay mucho racismo aunque quieran disfrazarlo como regionalismo para mi es igual, yo no puedo compartir semejante antipatía pues patearia mis raices.
Gracias Hugo, muy disfrutable tu tarde noche en Reforma,recibe un afectuoso saludo...!
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