domingo, 16 de junio de 2013

Trepidatorio de Día del padre

Así fue el temblor de esta madrugada. Sucedió poco después de la medianoche. Yo estaba en la computadora y por alguna razón se me ocurrió ir al librero de la sala comedor para buscar el ejemplar que tengo de Rayuela de Julio Cortázar. Me desvié y entré antes a mi cuarto y cuando iba a salir del mismo, escuché que un cuadro de la sala se caía. Luego vino un como jalón y escuché que el edificio crujía. Esta vez no lo pensé y salí del apartamento para llegar a la calle, donde estaban otros vecinos.
  Ya no se sentía nada, aunque la alarma del inmueble estaba sonando (cosa que nunca había pasado en los trece años y medio que llevo aquí, a pesar de otros sismos). Me percaté entonces de algunos detalles: 1. Salvo el poli de vigilancia y yo, las otras seis personas que salieron estaban todas en pijama. 2. Salieron en parejas: el joven matrimonio del 203, el más joven matrimonio del 205 y madre e hijo del 206. 3. Cada pareja cargaba con un perrito. 4. Los únicos que salimos a la calle éramos todos del segundo piso (de los otros seis pisos, nadie apareció).
  En fin. Regresamos a nuestros respectivos lugares y yo me metí a Twitter y facebook para ver reacciones y escribir un par de bromas: 1. "Estuvo bien... padre!" y 2. "Okey... Me caí de la cama... Sorry".
  Luego de siete horas de sueño, vi el partido de México contra Italia (sin comentarios) y después me fui a Tlalpan, para visitar a mi mamá y a Rosa (en casa de esta última estaban Alain y Hallet, con quienes me regresé en metrobús ya como a las ocho).
  Un domingo trepidante.

PD: Por cierto, el epicentro del temblor se localizó en Huitzuco, Guerrero, el pueblo de donde provienen mis primos García Ocampo por su lado materno y a donde fui una vez, en los años sesenta. Algún día contaré cómo fue aquello.

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