Me sucedió hoy al mediodía. Fui al súper cercano a mi casa y compré unas pocas cosas. Cuando me formé en la caja para pagar, adelante de mí se encontraba una pareja, un matrimonio treintañero de clase media alta, gente como la que suela acudir a ese establecimiento. Entonces, él se me quedó viendo con cierta insistencia y de pronto me inquirió: "¿usted escribe para Milenio?". Ante mi respuesta afirmativa, en su boca se formó una sonrisa que no sé si quiso ser amable, pero en cuya mirada se traslucía una intención burlona, sardónica. "Oiga, ¿puedo hacerle una pregunta? ¿Por qué siempre escribe contra López Obrador?", me cuestionó. Le respondí que no siempre, pero él insistió sin dejar de esbozar su falsa sonrisa: "¡Siempre... o casi siempre! Al menos dos de cada tres de sus columnas son en contra de López Obrador. Yo no soy obradorista, pero sí me he fijado en eso". Su voz subía de tono y varias personas voltearon a vernos. La cajera estaba petrificada. Creo que me sonrojé al notar que éramos el centro de atención. Miré a la esposa del hombre que me interrogaba y la noté apenada conmigo. Pero él no cejaba en su perorata: "¡Usted y Luis González de Alba no hacen más que escribir en contra de López Obrador! No sé qué harían si no existiera". Cuando le quise explicar mi posición como hombre de izquierda ante alguien que me parece un derechista disfrazado de progre, no me dejó hablar y continuó en lo suyo: "De hecho, yo compro Milenio todos los sábados, nada más para leer su colaboración y saber si va a escribir contra López Obrador. ¡Hasta hago apuestas con mis amigos sobre eso y siempre les gano!". Quise bromear y le dije que entonces debería darme una comisión del dinero que se lleva en esas apuestas. No le gustó nadita mi comentario, pero en ese momento su mujer lo jaló de un brazo y se retiraron. Todavía me espetó, casi gritando: "¡Este sábado lo voy a leer! ¡Estoy seguro que le va a tirar a López Obrador!". Me limité a decirle adiós con un leve movimiento de mano.
Gajes del oficio... y del hecho de que mi foto aparezca al lado de mi columna sabatina.
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