martes, 1 de octubre de 2013

La tía Esperanza

Mi tía Esperanza (abajo a la derecha) durante
su último cumpleaños, en marzo pasado.
Era algo cuyo desenlace ya se esperaba. Tenía noventa y ocho años de edad y los meses más recientes su estado era más bien triste, aunque no tenía enfermedad grave alguna. Fue el deterioro del tiempo lo que hizo que hoy, poco después del mediodía, diera el último suspiro.
  Mi tía Esperanza García Ayala era la hermana mayor de mi papá y hoy se fue a reunir con él, con sus hermanos Gustavo y Luis, con sus hermanastros Emilio y Evangelina, con su esposo Juan y con sus padres, mis abuelos, Emiliano y Guadalupe. Ya está con ellos, ya descansa a su lado en algún lugar. No dejó hijos, aunque de una y muchas maneras adoptó como tales a mis primos Gustavo, Martha y Marcela, quienes estuvieron con ella hasta el final.
  Ya escribiré sobre su persona en mi blog Pretérito imperfecto y contaré cómo fue mi relación con ella a lo largo de mi vida. Por ahora, sólo un recuerdo de la tía Esperanza y su larga y peculiar vida.
  Descanse en paz.

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