México ha sido muchas veces una nación dividida, polarizada. Si revisamos nuestros 195 años de vida independiente, nos daremos cuenta de que la lucha entre dos visiones contrarias e irreconciliables sumió al país en un estado de guerra entre conservadores y liberales que convirtió al siglo XIX en un periodo de odio y sangre entre compatriotas. La larga paz porfiriana trajo una especie de espejismo que se rompió con el estallido de la llamada Revolución mexicana, la cual se volvió feroz a partir del cuartelazo de Victoriano Huerta y más feroz aún cuando las facciones que derrotaron al Chacal (constitucionalistas y convencionistas) se enfrentaron a muerte. Magnicidios (Carranza y Obregón), asesinatos de caudillos (Zapata y Villa), venganzas, cuartelazos, pronunciamientos, se tradujeron en la muerte de millones de personas. El maximato calmó un poco las aguas, pero no contuvo la guerra cristera, otro momento trágico de nuestra historia. Sin embargo, nos condujo a la institucionalización que consolidó el presidente Lázaro Cárdenas. De ahí, hasta el año 2000, se vivió una especie de nueva pax porfiriana, con el imperio del PRI que terminó cuando la oposición ganó por primera vez la presidencia de la república y el PAN arribó a Los Pinos. Fueron décadas en las que no desapareció la violencia (cuyo punto más alto fue el movimiento de 1968), pero sin que hubiera guerras civiles o manifestaciones de ese odio maniqueo que padecimos tiempo atrás.
Hasta que llegó el año de 2006. Año electoral en el que a partir de la derrota por un pequeño margen del candidato de la llamada izquierda, empezó a ser sembrado en la conciencia de muchos un nuevo odio que se ha ido incrementando y difundiendo progresivamente, potencializado por las redes sociales.
Este neo odio es una corrupción tanto o más grave que la corrupción de los dineros, porque es una corrupción ética y moral que está pudriendo al entramado social y ha hecho que numerosos mexicanos vuelvan a incubar el rencor y la desconfianza hacia los mexicanos que no piensan como ellos.
A esta nueva corrupción me referiré en un segundo artículo.
(Publicado hoy en mi columna "Cámara húngara" de Milenio Diario)
1 comentario:
Excelente!!! Mis respetos Hugo, eres una pistolota.
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