sábado, 21 de mayo de 2016

Peña Nieto y la comunidad LGBTTTI

Dicen que se trata de una medida política oportunista de claros tintes electoreros. Dicen, también, que es la usurpación de una vieja demanda de la izquierda. Lo dicen, claro está, los mismos que se asumen como izquierdistas y que, sin embargo, han asumido actitudes mojigatas, reaccionarias y temerosas frente a esta antigua demanda.
  Me refiero, claro está, al hecho de que el presidente Peña Nieto haya enviado al Congreso una iniciativa de reforma constitucional para reconocer los matrimonios entre personas del mismo sexo y de paso reformar el Código Civil Federal, a fin de facilitar los divorcios exprés en todo el país. Dos medidas totalmente progresistas. A esto hay que añadir la histórica (porque lo es) reunión del pasado martes 17, en Los Pinos, entre el propio primer mandatario y la comunidad mexicana de lesbianas, gays, bisexuales, travestis, transexuales, transgénero e intersexuales (LGBTTTI). Porque no fue una reunión tensa o agresiva. Todo lo contrario: resultó amable, cordial, tersa y, a mi modo de ver, una manera de tratar problemas de un modo políticamente civilizado, con diálogo, cordura y respeto, como deberían tratarse todos los problemas que afectan a los mexicanos.
  Sin embargo, ciertos sectores progres se unieron a lo más retrógrado de la Iglesia Católica para condenar las medidas propuestas al Congreso. Todo con tal de desacreditar estas medidas sólo porque provienen del poder ejecutivo y sin importarles que tengan el apoyo de la comunidad LGBTTTI. Ahí está el tuit de Martí Batres, alto dirigente de Morena que navega con bandera de izquierdista: “Ni toda la mota del mundo, ni todos los colores del arcoiris le quitan a @EPN lo traidor a México y lo ratero”, una manera de esquivar el hecho de que su patrón jamás ha querido apoyar los matrimonios gays o la despenalización del aborto.
  Quiéranlo algunos o no, se ha dado un gran paso para evitar la discriminación a quienes tienen preferencias distintas a las heterosexuales. Esperemos ahora que diputados y senadores se comporten a la altura y las aprueben.

(Publicado hoy en mi columna "Cámara húngara" de Milenio Diario)

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