martes, 14 de febrero de 2017

La Generación Timbirruca (y 3)

En mis dos columnas anteriores me referí a la manera como Raúl Velasco, por medio de su inefable Siempre en domingo, determinó los gustos musicales de toda una generación, la Generación Timbirruca, y de cómo los intérpretes del rockcito actual abrevaron de esa fuente que determinó sus influencias.
  Sin embargo, esas influencias no se limitan a la balada ochentera, la cumbia chafa, la movida española, el pop argentino y chileno, las mafufadas folcloroides a lo Tigresa del Oriente o la música grupera. Existe una influencia mayor que extrañamente no ha sido reconocida como es debido por los seudo roqueritos que hoy padecemos y que los permeó de manera evidente. Me refiero a la sombra inconmensurable de los grupos infantiles manejados por los hermanos De Llano Macedo, Luis y Julissa, propuesta archicomercial y exitosísima que tuvo a la Banda Timbiriche como su principal baluarte, seguida por Microchips, el grupo Vaselina y algunos conjuntillos menores como Fresas con Crema et al.
  ¿Por qué los roquerines nacionales que adoran a Sandro de América, los Ángeles Azules, los Tigres del Norte y hasta Cepillín reniegan de Timbiriche? ¿Por qué el Vive Latino no le ha rendido a esta agrupación el homenaje que tanto le debe como pionero del rockcito?
  Lo digo absolutamente en serio. Porque, de hecho, la música de Timbiriche es más rocanrolera que la de cualquier grupo o solista actual, tipo Enjambre, Carla Morrison, Little Jesus o Caloncho. Esto se debe, claro, a que Luis de Llano y Julissa sí gustaban del rocanrol y trataron de infundirlo en aquellos chavitos. No lo lograron del todo, pero algo quedó sin embargo.
  Por simple y elemental congruencia, urge que se haga un disco tributo a Timbiriche (imagínese a Saúl Hernández cantar, por ejemplo, “Con todos menos conmigo”) y que el “Vive” los invite como estelares en su siguiente edición.
  ¡Reconózcase ya a los hermanos De Llano Macedo como los verdaderos padres del rockcito a la mexicana!

(Publicado hoy en mi columna "Gajes del orificio de la sección ¡hey! de Milenio Diario)

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