Demasiado silencio, demasiada calma en este hogar que durante cinco meses y dos días presentó otro ambiente. No sé si lo prefiero así o no. Sobre todo porque la mayor parte de estos últimos veinte o veintidós fines de semana se caracterizaron por la tensión y a veces por el franco dolor. Hubo muy pocos que pueda rememorar con una sonrisa. Aun así, extraño su presencia. Ni hablar.
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