sábado, 28 de octubre de 2017

Entre Santiago Nieto y una Kate desnuda

La sociedad mexicana se encuentra dividida en dos segmentos cada vez más clara y maniquéamente definidos. Me refiero, por supuesto, a eso que llaman sociedad civil y no a la sociedad común y corriente que tiene otro tipo de preocupaciones más ingentes.
  Esta semana, un par de acontecimientos marcó esa división a la que me refiero: el affaire Santiago Nieto Castillo y el estreno en Netflix de la serie Cuando conocí al Chapo, estelarizada por Kate del Castillo y una claque de opinadores (casi todos) de una misma tendencia.
  En el caso del ex titular de la Fepade (ya dijo éste que no regresará a esa fiscalía para no generar una mayor polarización), se crearon dos bandos muy claros y definidos, tanto en el Senado y en el seno de los partidos, como entre los opinadores. Por un lado, quienes justificaron el despido de Nieto Castillo y por el otro, quienes exigieron y aún exigen su restitución. Todo ello sin matices, en blanco y negro. Una guerra a muerte entre enemigos políticos que refleja la confrontación más clara que existe el día de hoy, sobre todo en vista de las próximas elecciones: los antipriistas contra los antilopezobradoristas.
  Esa misma confrontación se dio, aunque con menor intensidad y más bien en las redes sociodigitales (Raúl Trejo Delarbre dixit), respecto a la serie de Kate del Castillo. Tuve oportunidad de verla y me pareció tremendamente tendenciosa, en especial porque sólo presenta una cara de la moneda y una versión de los hechos: la de la propia actriz, quien desnuda su verdad apoyada por la mayoría de los entrevistados en el programa. Gente como John Ackerman, Jenaro Villamil, Sanjuana Martínez, Lydia Cacho o Epigmenio Ibarra, cuya opinión es claramente sesgada e intencionalmente antigobiernista, lo cual le quita toda objetividad al documento que termina por convertirse en una pieza de propaganda defendida por el sector “de izquierda” y criticada por su contraparte.
  He ahí dos ejemplos de la división política que se vive en México desde 2006 y que se hará más profunda, feroz y peligrosa en los meses por venir.

(Publicado hoy en mi columna "Cámara húngara" de Milenio Diario)

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